Por Gabriel Profiti |
Obligada por la muerte de Hugo Chávez, la inesperada
elección de un papa argentino y las trágicas inundaciones, Cristina Kirchner
debió esperar hasta la semana pasada para enviar la anunciada reforma judicial
al Congreso y el oficialismo libra ahora una batalla contra el reloj para
aprobarla.
El objetivo de la democratización de la Justicia excede el
ya denso espesor institucional. También pretende nacionalizar las elecciones
legislativas para consagrar un triunfo del Frente para la Victoria y dejar a un
candidato a "consejero de la magistratura" posicionado para las
presidenciales de 2015.
La movida no es sencilla y hay que desmenuzarla. El Gobierno
propone que los miembros del Consejo de la Magistratura sean electos en las
próximas elecciones legislativas.
En esta primera elección se elegirían solo cinco académicos
y un abogado, con una proporción de cuatro por la mayoría y dos por la minoría.
Para eso necesitaría tener el paquete de leyes aprobado por
el Congreso en junio cuando comienza a correr la cuenta regresiva hacia las
primarias del 11 de agosto y las generales del 27 de octubre.
El 22 de junio hay que formalizar los candidatos.
La ampliación del órgano que designa y renueva magistrados
es claramente el proyecto más polémico de los seis que envió Cristina Kirchner,
aunque el que limita las medidas cautelares que se aplican contra el Estado no
se queda atrás.
Por un complejo sistema de mandatos inconclusos y miembros
electos, el Consejo pasaría a tener más de 19 miembros hasta 2014. En cualquier
caso, el oficialismo dominará las votaciones que ya no requerirán de dos
tercios sino de mayoría simple.
La nueva pulseada parlamentaria movilizó a la oposición
porque plantea que el Gobierno busca controlar a otro poder del Estado a partir
de su órgano rector.
El abanico antikirchnerista sabe que la reforma saldrá sin
restricciones del Senado, donde el oficialismo cuenta con una sólida mayoría,
pero aspira a trabarla en Diputados.
"Para aprobar el acuerdo con Irán tuvieron que hacer
volver a dos diputados que habían renunciado, así que ahora con una gran
presión popular aspiramos a que no salga", explicó a este columnista un
referente opositor.
Buena parte del arco anti K ya comenzó a movilizarse
juntando firmas contra los proyectos, el martes hará un abrazo a Tribunales y
espera que el jueves un nuevo cacerolazo termine de convencer a los diputados
que sean clave para dar quórum.
En caso de que finalmente la cruzada contra la reforma
judicial fracase en el Congreso, comenzarán a llover amparos en la Justicia, y
quizá allí radique el gran obstáculo del Gobierno para tenerla vigente antes de
las elecciones.
Los pedidos de no innovar irán a un tribunal de primera
instancia y luego de un primer fallo podrían llegar a través del per saltum a
la Corte Suprema, tal como avisó su presidente Ricardo Lorenzetti.
Como sea, no es un trámite rápido.
Un plan maestro
Con el proyecto de elección de consejeros, el Gobierno hizo
converger lo institucional con lo electoral.
Frente a un panorama adverso en los grandes distritos
electorales del país, Cristina Kirchner opondrá una lista nacional de
consejeros que seguramente será la única ganadora en el plano federal.
Tras la frustrante ronda electoral de 2009, la Presidenta
enfrentó los micrófonos y dijo que aun con una merma de votos, el Frente para
la Victoria fue la fuerza más votada.
Ahora el escenario muestra posibles derrotas en Ciudad de
Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza y una victoria estrecha en Buenos
Aires, donde se desinfla la posibilidad de que la candidata sea la ministra
Alicia Kirchner.
El esquema consiste en incluir un tramo de las boletas
electorales que diga consejeros de la magistratura. Mientras en cada distrito
se votarán candidatos distintos a legisladores nacionales, provinciales y
municipales, la lista de consejeros de la magistratura será la misma en todo el
país y debería presentarse una nómina por cada partido.
El tramo de los consejeros de la magistratura iría justo en
el medio, entre las de legisladores nacionales y las provinciales.
Solo el Frente Para la Victoria y en menor medida el
radicalismo estaría en condiciones de presentar candidatos en todo el país.
Sin embargo, el peronismo opositor, donde confluyen José
Manuel de la Sota, Francisco de Narváez, Daniel Peralta, Jorge Busti y Hugo
Moyano, entre otros, ya se plantea la posibilidad de ensamblar un incipiente
armado en esa lista.
Pero el FPV tiene la estructura montada y llevaría las de
ganar.
"El candidato a primer consejero del oficialismo sea
Carlos Zannini, Axel Kicillof o Alicia Kirchner quedará consagrado como el
ganador a dos años de las presidenciales", aseguró un hombre del
oficialismo.
Las posibilidades de que sea Zannini, secretario de Legal y
Técnico y arquitecto jurídico del Gobierno, son muchas, según distintos
observadores. Quedaría consagrada la dinastía kirchnerista.
Cordobés de origen y pingüino por adopción, Zannini acompaña
a los Kirchner desde los 80 y siempre se mantuvo en el primer círculo
concéntrico de la pareja presidencial.
El plan tiene varios efectos colaterales. Por ejemplo, obligaría
a Daniel Scioli y a otros gobernadores del oficialismo con aspiraciones a
respaldar una lista del Frente para la Victoria que lleva a un seguro candidato
presidencial.
Otros no descartan que Cristina Kirchner sea la candidata a
consejera como primer paso simbólico para la búsqueda de una re-reelección. La
Presidenta tiene una contra muy grande. Aun la mejor elección posible dejará al
Gobierno ante una tarea titánica de conseguir los dos tercios de los votos en
el Senado para una reforma constitucional.
Paradójicamente la cámara más dócil para la reforma judicial
es la menos permeable para la constitucional.
© NA
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