Por Hugo Alconada Mon |
La respuesta de Báez consta en el expediente administrativo
de la AFIP y, de manera más sucinta, en la actuación posterior del Tribunal
Fiscal, cuyas copias obtuvo La Nación.
Porque los sabuesos avanzaron con la pesquisa. Fue un largo proceso que comenzó en junio de 2005 y llegó hasta estos días. A la línea técnica la removieron y, el año pasado, revocaron todo lo actuado, para beneficio de Báez.
Porque los sabuesos avanzaron con la pesquisa. Fue un largo proceso que comenzó en junio de 2005 y llegó hasta estos días. A la línea técnica la removieron y, el año pasado, revocaron todo lo actuado, para beneficio de Báez.
Antes de darle un golpe letal a la investigación, sin
embargo, los sabuesos llegaron lejos. Tanto como para verificar que el propio
Báez admitió que sobre esas valijas, que él calificó como aportes de capital
por más de $ 1,8 millones recibidos de la firma uruguaya controlante de Badial,
Reloway Company SA, no tenía justificativos formales de ningún tipo.
El empresario kirchnerista, sin embargo, sí señaló a uno de
los transportistas de ese dinero en efectivo, Carlos Adrián Calvo, a quien los
sabuesos buscaron durante meses sin resultados. Hasta que salieron a la luz sus
vínculos con la firma Invernes y el financista Ernesto Clarens, de bajísimo
perfil, pero de vínculos aceitados con el kirchnerismo más puro.
"Parte de los aportes en efectivo realizados por la
firma Reloway era a través del señor Carlos Adrián Calvo, quien viajaba a la
ciudad de Río Gallegos y realizaba los depósitos en efectivo en la cuenta
corriente en pesos", precisó Báez, cuando la AFIP le pidió explicaciones.
Y, según añadió el empresario patagónico, "Calvo no entregó comprobante de
depósito [...] y que él [por Báez] firmaba un recibo provisorio, no quedándose
con copia del mismo".
Valijas sin Aduana
Es decir, que no quedaron constancias de aquellas valijas
que pasaron por los controles de la Aduana sin problema alguno, lo que alentó
las sospechas de los técnicos de la AFIP. ¿Pudo ser que el dinero para
capitalizar a Badial provino del circuito negro local? ¿Y que Báez lanzara la
versión uruguaya para taparlo?
En cualquier caso, y dada la admisión del propio Báez, la
AFIP continuó con su investigación. Hasta que concluyó que el aumento
patrimonial de Badial SA era injustificado y que debía abonar los impuestos
correspondientes sobre todos esos aportes, más allá de que pudieran encubrir
otros eventuales delitos, como lavado de activos. Así, la AFIP concluyó el 14
de junio de 2007 que Badial debía pagar $ 555.478 en impuestos impagos y otros
$ 32.108,99 en intereses, sobre el dinero,
cash , que ingresó a sus cuentas
en las sucursales de Río Gallegos de los bancos Patagonia Sudameris y Provincia
de Santa Cruz. Allí comenzó una puja que concluyó en el Tribunal Fiscal, en
2012.
Esa puja incluyó presiones sobre la línea técnica, la
remoción de algunos jefes dentro de la AFIP y el traslado de otros, la
reapertura del proceso administrativo, tal como pidió el propio Báez (una
situación que carece de antecedentes) y la admisión de nueva prueba.
Todo ese proceso incluyó la búsqueda de Calvo, quien resultó
inhallable aunque surgieron algunas pistas. En particular, por sus vínculos con
la sociedad Invernes, a la que conocen en la Patagonia como el acrónimo de
"Inversiones Néstor", por el ex presidente Néstor Kirchner, aunque su
nombre se debe al financista Ernesto Clarens.
Báez y Clarens forman parte de un entramado más complejo, en
el que también aparecen otros nombres sensibles, como el responsable de la
regional Sur Metropolitana de la AFIP, Andrés Vázquez, y el tributarista
Horacio Díaz Sieiro, según confirmaron a LA NACION seis fuentes dentro del
organismo tributario, del Tribunal Fiscal y del sector financiero durante los
últimos meses.
Así, tras años de marchas y contramarchas, la AFIP llegó a
una segunda determinación de oficio. Concluyó que Badial debía abonar $
336.062,05 de IVA más otros $ 346.227,27 por intereses resarcitorios y una
multa por $ 82.773,12, en tanto que por Ganancias correspondían otros $ 555.478
de impuesto, $ 481.614,19 por intereses y una multa de 32.108,99 pesos. Un
total de 1,8 millones de pesos.
Pero Báez no se dio por vencido. Apeló al Tribunal Fiscal,
que con una conformación ad hoc de una de sus salas, pasando por encima a otros
expedientes más antiguos y días antes de que concluyera la subrogancia de uno
de sus integrantes, José Luis Pérez, revocó la decisión de la AFIP. Fue el 28
de junio del año pasado.
Según explicó Pérez en el voto que resultaría clave, Báez
logró demostrar que recibió "los aportes en cuestión de parte de su
accionista extranjera, su ingreso al país, su aplicación y posterior
capitalización". Es decir que el dinero, tal como había declarado el
empresario, ingresó en valijas. Por avión y por barco. "Por
Buquebus."
© La Nación
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