Por Martín Risso Patrón |
[Diputado radical Oscar Aguad, apostrofando a
los kirchneristas durante el debate por la reforma judicial]
Ya está
Y la Vieja me vio a chucear nomás: “¿Cómo es que dijo Dieguito,
Profe...? ¿...TLA? Creo que algo así era... pero no entiendo bien; lo que sí
sé, es que parece que tiene razón ¿no? ”Como para corregirla a la
satánica barredora de papeles y de ideas...
Así no más es. Se llevaron por delante la institucionalidad y la
majestad de la Justicia cuando aprobaron que los Ejecutivos de turno, harán y
desharán con los jueces conforme se vayan enterrando en los fétidos barros de
la corrupción. Incluyendo la patoteada previsible de los Rossi y compañía y los
espurios votos de legisladores entenados sujetos a promesas de cualquier tipo y
en su caso, presiones sobre desconocidas pasiones escondidas. Es ley el
nombramiento de jueces en listas electorales. Eso, con el agravante del abuso
cometido con la ley electoral, de eliminar alianzas opositoras en por lo menos
18 provincias. Ya está: LTA [primera persona del plural del verbo tener].
“La Cristina eterna está prohibida por la Constitución”
Literalmente afirmado por la legisladora opositora Margarita Stolbizer.
Y en realidad es así. No por lo de la reelección indefinida [que si se modifica
la Constitución en su médula quedará de suyo consagrada], sino por el eterno e
ilegítimo fuero de intocabilidad adquirido con la reforma de marras que es lo
que le importa a Ella. Y a una caterva de corruptos que la
acompañan en la gestión.
Hoy, la Constitución desgarrada, violada, abusada y pisoteada, no admite
continuidad. Pero la patota legislativa sigue arrasando con los cada vez más
débiles vestigios de salud republicana.
“Estúpido estalinismo”
Así expresaba un solitario cartel en hoja A4, escrito a mano con letras
gruesas, denunciando el atropello K... Justo. El comisariato político de la
Rosada manipuló al sóviet de los 12, díscolo, pero no tanto, y resultados a la
vista. Con el escándalo de que Alicia Comelli [recordar bien este nombre para
cuando llegue el ajuste de cuentas], diputada “ni” neuquina, se
abstuviera de votar el peor, el más fascista de los artículos, el segundo,
sobre la ampliación a 19 de miembros del Consejo de la Magistratura, y la
facultad de resolver todo por simple mayoría. Ahí le brotó el patotero que
siempre duerme en su persona, a Agustín Rossi. Sus mandaderos se fueron a la
yugular de Comelli, la que, por tal presión [alguna vez se conocerá su
contenido para espanto de la República] dijo “voté, pero no quedó
registrado el voto” mientras el cartelón o cartelera del burlesque en
que se había convertido el sagrado recinto decía, en colores: “128 afirmativos”
[lo que significaba “negativo” por no contar con la mayoría agravada de
129 votos a favor]. Estúpido estalinismo...
El siguiente párrafo es escatológico, pero no es atribuible a mi
inspiración
Dijo, al abrir la sesión, la confesa estalinista, diputada por el Frente
para la Victoria, Diana Conti: “Que la señora Carrió se meta la lengua larga
y filosa que tiene, justo en el lugar donde va a quedar cajoneada su moción de
privilegio” [sic de sic absoluto]. El
estúpido estalinismo tiene la hediondez de las letrinas donde los mujik solían
deponer los resultados de su digestión... [con perdón de los mujik,
claro]. Ese fue el argumento de Conti para refutar una moción de Elisa Carrió,
expresada minutos antes.
En fin. Voy a concluir esto, porque Doña Clota espera una aclaración,
que quedó asentada en el primer párrafo de esta cuasi elegía por la República,
y me va a llevar un tiempo juntar caradurez para aguantarme el asco de decirlo:
Sí, Doña, sí... el célebre filósofo del balón, que la sabe lunga, dijo “la
tenés adentro”.
Final a todo Salta
La señorita María Cristina Fiore Viñuales, en su
intervención y desde sus rulos, afirmaba, auspiciosamente para quienes
esperábamos una definición republicana de su voto: “Lo mejor es que los
jueces no tengan camiseta de nadie”.
Votó a favor de la camiseta de los jueces. Que será la oficial del
equipo, claro.
Ni me detengo a considerar los argumentos de los otros salteños, excepto
para decir: Bernardo Biella, continúe así. Su coherencia política
de decir, hacer y sostener sus actos, lo hace acreedor de votos futuros. Alfredo
Olmedo, enredado en su “ni”, nadie sabe dónde pondrá su huevo en cada
votación parlamentaria: Dio quórum, votó en contra, y se hizo la
manzanita deliciosa los tres días de mezquino protagonismo previo a la
sesión. Tuvo su cartel; ahora, al ostracismo. Como debe ser.
Nada. Sobre el resto, Pablo Kosiner, José Vilariño y Fernando Yarade,
nada de nada; tienen derecho a votar como lo hicieron.
Total, no son Peronistas... ¡Gracias a Dios...!
[Versión impresa en Semanario "Nueva
Propuesta", Salta, del viernes 26-Abr-13]
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