El Servicio Médico Legal exhumó los restos de Pablo Neruda. (Foto:Emol) |
Los restos de Pablo Neruda, el Premio Nobel de Literatura
chileno, fueron exhumados este lunes desde el balneario de Isla Negra, ante la
sospecha de que el poeta fue envenenado en 1973 por la dictadura del general
Augusto Pinochet. «Una vez colocada la duda en el tapete me parece que es
sumamente importante dilucidarla», dijo el juez que investiga el caso, Mario
Carroza, al justificar el peritaje, al que se resistía inicialmente la
Fundación Neruda.
Familiares de Pablo Neruda, quien murió en una clínica el 23
de septiembre de 1973, depositaron una bandera chilena sobre el féretro antes
que éste fuera trasladado a la capital Santiago de Chile. El principal
denunciante del supuesto asesinato, el chófer del poeta, Manuel Araya, estuvo
presente en el peritaje y recordó sus últimos momentos con Neruda. «Diré hasta
el último día de mi vida (...) que Neruda fue asesinado, porque él no estaba
para morir y si no le hubieran puesto esa inyección en el estómago no hubiera
muerto», subrayó el otrora empleado del intelectual comunista.
Por su parte, el director del Servicio Médico Legal,
Patricio Bustos, comentó que los análisis servirán para encontrar signos del
cáncer de próstata que afectaba a Pablo Neruda y, quizás, señales de la
intervención de terceros en su muerte. En total, los restos del poeta
permanecerán tres o cuatro meses fuera de su tumba, bajo el análisis de un
equipo internacional de expertos.
Neruda, partidario del derrocado gobierno socialista de
Salvador Allende (1970-1973) en Chile, planeaba viajar al exilio en México,
cuando enfermó y finalmente falleció. El abogado Eduardo Contreras, quien pidió
investigar el supuesto asesinato, aseguró que «Neruda era sin duda un objetivo
para Pinochet», quien asumió el poder luego del golpe del 11 de septiembre de
1973. «Junto al presidente Salvador Allende y al cantante Víctor Jara eran
símbolos del recién derrocado gobierno socialista», opinó el exdiputado.
Contreras, quien ha procesado a cientos de represores en
Chile, aseveró que hay un conjunto de indicios que «hacen razonablemente
presumir una probable intervención de terceros» en la muerte de Pablo Neruda.
El abogado enfatizó que el diagnóstico de caquexia, un estado casi vegetal
asociado al cáncer, es contradictorio con la actividad del poeta en ese tiempo.
El jurista, para respaldar sus palabras, recordó que incluso
la prensa cercana a la dictadura atribuyó el deceso de Neruda a una inyección.
«¿Qué se le inyectó? Al parecer, dipirona con la excusa de calmar sus dolores»,
se respondió el abogado, quien en el pasado interpuso cientos de querellas
contra Pinochet.
Informe: DPA
0 comments :
Publicar un comentario