sábado, 13 de abril de 2013

Argentina, el país que ya no tiene un mejor amigo

Por Ana Gerschenson
Es difícil decir hoy qué país del mundo es el principal aliado de la Argentina. Lo fue Venezuela hasta la reciente muerte de Hugo Chávez, pero Nicolás Maduro, que se someterá este domingo a elecciones, no detenta la ambición de liderazgo regional expansivo del bolivariano. Y además, en el caso de que su rival Henrique Capriles sorprenda con una victoria, la cosa se pondrá peor, porque el candidato adelantó que si gana los comicios le reclamará a la Argentina los 13 mil millones de dólares que le debe a Venezuela por convenios petroleros.

Con los vecinos del Mercosur hay cortocircuitos comerciales devenidos en políticos: la relación con Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay no es íntima ni fluida.

Con Estados Unidos el diálogo es casi inexistente y España, que supo ser la puerta comercial a Europa, hoy es un país enfrentado y enojado con Buenos Aires por la expropiación de YPF a la española Repsol, sin aviso diplomático previo.

¿Quién es hoy el mejor amigo de la Argentina? La pregunta no encuentra por estos días una respuesta concreta. Hoy el Mercosur y su fórmula latinoamericana UNASUR, están diluidos. El bloque del sur porque el espíritu de integración no sólo no avanza, sino que se destruye con cada restricción aduanera de Buenos Aires y Brasilia. Y UNASUR, sin Néstor Kirchner, Lula Da Silva y ahora Chávez, no tiene conducción política fuerte para avanzar políticamente.

Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación Exportar, es contundente: "El Gobierno no tiene amigos y no quiere tenerlos. Los movimientos internacionales de la Argentina recientemente han sido extraños, ha ido a Angola y Azerbaiján, por lo que no está buscando vínculos estables sino contactos comerciales y ocasionales. Y así como internamente el Gobierno tiene la lógica de adherentes que se someten y enemigos, lo mismo sucede internacionalmente".

El Brasil de Dilma Rousseff decidió apostar a otros países más prometedores, como los integrantes del BRIC, que además de Brasil, conforman Rusia, India y China. Mientras, las empresas brasileñas abandonan el país como la megaminera Vale, que planeaba invertir 6 mil millones de dólares, el grupo de griferías y sanitarios Deca Piazza también dejó de fabricar en la Argentina y Petrobras tiene en venta sus activos en el país. La lista continúa, sin embargo, no ha generado, como en el pasado, una reunión de alto nivel entre las presidentes para detener la sangría que afecta principalmente a la economía nacional. Hace una semana, el canciller brasileño Antonio Patriota admitió que la relación bilateral era "menos que satisfactoria".

Dilma y Cristina iban a reunirse en la semana de la muerte de Chávez, y aunque se vieron 10 minutos en Roma durante la asunción papal, el encuentro se fue dilatando y recién ayer fue agendado para fines de este mes. Convengamos que hay temas importantes que resolver.

El analista internacional de la Universidad Di Tella, Juan Gabriel Tokatlián, tiene una mirada más positiva sobre el momento: "Si por estratégico entendemos el hecho de que la propia dinámica interna (económica, cultural, educativa, infraestructural) está íntimamente entrelazada con un actor externo ése ha sido, es y será Brasil".

A las trabas a las importaciones que impuso el Gobierno y afectan fuertemente a Uruguay, dependiente del comercio con la Argentina, se sumó el micrófono abierto que no percibió José Pepe Mujica y registró el "esta vieja es peor que el tuerto" dedicado a Cristina Kirchner. Difícil será la recomposición de esa relación que mantenía las formas, a pesar de las quejas de Montevideo por el dragado del canal Martín García, los desacuerdos por el abastecimiento de gas y el cepo cambiario.

Mujica dijo, además de la frase que quedará impresa en la relación, que eran tiempos de recostarse en Brasil para conseguir algo. Toda una definición del grado de deterioro del bloque.

Chile se suma a la lista de los países con conflictos sensibles con la Argentina. Recientemente impuso al trigo argentino una tasa arancelaria del 11 por ciento, luego de reclamos de frenos a sus exportaciones. Y la decisión del gobierno nacional de quitarle el servicio de mangas en los aeropuertos a la chilena LAN, un conflicto hoy judicializado, ha terminado de congelar las relaciones con el gobierno de Sebastián Piñera.

Tokatlián cree que "la Argentina está intentando redefinir su lugar en el mundo. En ese camino, tiene una región de pertenencia natural más allá de los gobiernos de turno en cada país: esto es, América Latina ha sido -en especial desde la crisis de 2001-2002- el referente principal de la política exterior del país".

Pero no sólo con los vecinos, la Argentina ha generado enfrentamientos que superan a las rispideces propias de las pulseadas que producen intereses comerciales contrapuestos.

Hasta la expropiación de YPF a Repsol, España había sido el interlocutor excluyente de la Argentina ante Europa. Hoy la relación está rota, casi sin contactos diplomáticos, sobre todo luego del faltazo de la Presidenta a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, en noviembre pasado.

El cortocircuito con Madrid también afecta a la relación del país con la Unión Europea, según las palabras del comisario de Comercio de la UE, Karel de Gucht, quien aseguró que "la Argentina sentirá durante mucho tiempo en su economía las consecuencias de haber expropiado la petrolera YPF".

Países como Alemania, con el que los Kirchner habían cultivado una relación fluida, muestran señales de impaciencia ante la falta de acuerdo por la deuda de 8000 millones de dólares que el país mantiene con el Club de París desde hace una década. También integran la lista de los que se quejan por las trabas a las importaciones de sus productos.

El caso de Estados Unidos es claro. Como decisión estratégica, el kirchnerismo nunca ha privilegiado su relación con la Casa Blanca. En un principio por las diferencias ideológicas profundas con el ex presidente republicano, George W. Bush. Y después porque el demócrata Barack Obama, como era de esperar, no dio un giro drástico a su relación con América latina.

Con Estados Unidos se mantienen las diferencias comerciales, tanto como para que en marzo pasado, Washington anunciara la suspensión de Argentina de su sistema de preferencias arancelarias como represalia por pagos adeudados a empresas norteamericanas que ganaron juicios ante el CIADI.

La definición de amistad en el campo de la política internacional es la de una alianza estratégica en la cual es imposible ganar en todos los planos. La Argentina donde no gana en todo lo que quiere, se retira y rompe vínculos. Eso es lo que le pasó con China y ahora le está pasando con el Mercosur, explica Elizondo a WE. Y remata: "Hoy no veo que la Argentina tenga una amistad en los términos internacionales, de alianza estratégica, aunque hasta que murió Chávez fue Venezuela".

Sucede que con el bolivariano también se fue el mejor amigo de la Argentina. Y hoy por hoy, Cristina no tiene otro mejor amigo en el mundo.

© WE

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