Por Ana Gerschenson |
Con los vecinos del Mercosur hay cortocircuitos comerciales
devenidos en políticos: la relación con Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay no es
íntima ni fluida.
Con Estados Unidos el diálogo es casi inexistente y España,
que supo ser la puerta comercial a Europa, hoy es un país enfrentado y enojado
con Buenos Aires por la expropiación de YPF a la española Repsol, sin aviso
diplomático previo.
¿Quién es hoy el mejor amigo de la Argentina? La pregunta no
encuentra por estos días una respuesta concreta. Hoy el Mercosur y su fórmula
latinoamericana UNASUR, están diluidos. El bloque del sur porque el espíritu de
integración no sólo no avanza, sino que se destruye con cada restricción
aduanera de Buenos Aires y Brasilia. Y UNASUR, sin Néstor Kirchner, Lula Da
Silva y ahora Chávez, no tiene conducción política fuerte para avanzar
políticamente.
Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación Exportar, es
contundente: "El Gobierno no tiene amigos y no quiere tenerlos. Los
movimientos internacionales de la Argentina recientemente han sido extraños, ha
ido a Angola y Azerbaiján, por lo que no está buscando vínculos estables sino
contactos comerciales y ocasionales. Y así como internamente el Gobierno tiene
la lógica de adherentes que se someten y enemigos, lo mismo sucede
internacionalmente".
El Brasil de Dilma Rousseff decidió apostar a otros países
más prometedores, como los integrantes del BRIC, que además de Brasil,
conforman Rusia, India y China. Mientras, las empresas brasileñas abandonan el
país como la megaminera Vale, que planeaba invertir 6 mil millones de dólares,
el grupo de griferías y sanitarios Deca Piazza también dejó de fabricar en la
Argentina y Petrobras tiene en venta sus activos en el país. La lista continúa,
sin embargo, no ha generado, como en el pasado, una reunión de alto nivel entre
las presidentes para detener la sangría que afecta principalmente a la economía
nacional. Hace una semana, el canciller brasileño Antonio Patriota admitió que
la relación bilateral era "menos que satisfactoria".
Dilma y Cristina iban a reunirse en la semana de la muerte
de Chávez, y aunque se vieron 10 minutos en Roma durante la asunción papal, el
encuentro se fue dilatando y recién ayer fue agendado para fines de este mes.
Convengamos que hay temas importantes que resolver.
El analista internacional de la Universidad Di Tella, Juan
Gabriel Tokatlián, tiene una mirada más positiva sobre el momento: "Si por
estratégico entendemos el hecho de que la propia dinámica interna (económica,
cultural, educativa, infraestructural) está íntimamente entrelazada con un
actor externo ése ha sido, es y será Brasil".
A las trabas a las importaciones que impuso el Gobierno y
afectan fuertemente a Uruguay, dependiente del comercio con la Argentina, se
sumó el micrófono abierto que no percibió José Pepe Mujica y registró el
"esta vieja es peor que el tuerto" dedicado a Cristina Kirchner.
Difícil será la recomposición de esa relación que mantenía las formas, a pesar
de las quejas de Montevideo por el dragado del canal Martín García, los
desacuerdos por el abastecimiento de gas y el cepo cambiario.
Mujica dijo, además de la frase que quedará impresa en la
relación, que eran tiempos de recostarse en Brasil para conseguir algo. Toda
una definición del grado de deterioro del bloque.
Chile se suma a la lista de los países con conflictos
sensibles con la Argentina. Recientemente impuso al trigo argentino una tasa
arancelaria del 11 por ciento, luego de reclamos de frenos a sus exportaciones.
Y la decisión del gobierno nacional de quitarle el servicio de mangas en los
aeropuertos a la chilena LAN, un conflicto hoy judicializado, ha terminado de
congelar las relaciones con el gobierno de Sebastián Piñera.
Tokatlián cree que "la Argentina está intentando
redefinir su lugar en el mundo. En ese camino, tiene una región de pertenencia
natural más allá de los gobiernos de turno en cada país: esto es, América
Latina ha sido -en especial desde la crisis de 2001-2002- el referente
principal de la política exterior del país".
Pero no sólo con los vecinos, la Argentina ha generado
enfrentamientos que superan a las rispideces propias de las pulseadas que
producen intereses comerciales contrapuestos.
Hasta la expropiación de YPF a Repsol, España había sido el
interlocutor excluyente de la Argentina ante Europa. Hoy la relación está rota,
casi sin contactos diplomáticos, sobre todo luego del faltazo de la Presidenta
a la Cumbre Iberoamericana de Cádiz, en noviembre pasado.
El cortocircuito con Madrid también afecta a la relación del
país con la Unión Europea, según las palabras del comisario de Comercio de la
UE, Karel de Gucht, quien aseguró que "la Argentina sentirá durante mucho
tiempo en su economía las consecuencias de haber expropiado la petrolera
YPF".
Países como Alemania, con el que los Kirchner habían
cultivado una relación fluida, muestran señales de impaciencia ante la falta de
acuerdo por la deuda de 8000 millones de dólares que el país mantiene con el
Club de París desde hace una década. También integran la lista de los que se
quejan por las trabas a las importaciones de sus productos.
El caso de Estados Unidos es claro. Como decisión
estratégica, el kirchnerismo nunca ha privilegiado su relación con la Casa
Blanca. En un principio por las diferencias ideológicas profundas con el ex
presidente republicano, George W. Bush. Y después porque el demócrata Barack
Obama, como era de esperar, no dio un giro drástico a su relación con América
latina.
Con Estados Unidos se mantienen las diferencias comerciales,
tanto como para que en marzo pasado, Washington anunciara la suspensión de
Argentina de su sistema de preferencias arancelarias como represalia por pagos
adeudados a empresas norteamericanas que ganaron juicios ante el CIADI.
La definición de amistad en el campo de la política
internacional es la de una alianza estratégica en la cual es imposible ganar en
todos los planos. La Argentina donde no gana en todo lo que quiere, se retira y
rompe vínculos. Eso es lo que le pasó con China y ahora le está pasando con el
Mercosur, explica Elizondo a WE. Y remata: "Hoy no veo que la Argentina
tenga una amistad en los términos internacionales, de alianza estratégica,
aunque hasta que murió Chávez fue Venezuela".
Sucede que con el bolivariano también se fue el mejor amigo
de la Argentina. Y hoy por hoy, Cristina no tiene otro mejor amigo en el mundo.
© WE
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