El jesuita Francisco Jalics desmintió que Bergoglio los haya denunciado. |
Francisco Jalics, uno de los dos jesuitas secuestrados
durante la última dictadura militar argentina (1976-1983), aseguró este
miércoles que el papa Francisco, el argentino Jorge Bergoglio, no lo denunció
ante la junta militar.
‘Estos son los hechos: Orlando Yorio y yo no fuimos
denunciados por Bergoglio‘, afirmó Jalics en un comunicado publicado en la
página web de los jesuitas en Alemania.
Poco después de la elección de Bergoglio como papa surgieron
informaciones que apuntaban a que éste no ayudó lo suficiente a Jalics y Yorio,
que formaban parte de su congregación y que fueron secuestrados y torturados en
1976.
En 1976, Bergoglio era el superior provincial de los
jesuitas en la Argentina y los curas secuestrados -que fueron liberados meses
después- pertenecían a su orden, según indica un cable de DPA.
Según Jalics, que actualmente vive en una casa espiritual en
Alta Franconia, en Baviera, es falso suponer que su secuestro y el de Yorio ‘se
produjeron por iniciativa del padre Bergoglio‘.
‘Antes me inclinaba por la idea de que habíamos sido
víctimas de una denuncia. Pero a fines de los 90, después de numerosas
conversaciones, me quedó claro que esa suposición era infundada‘, añadió el
jesuita.
Jalics aclaró además que Yorio y él fueron secuestrados por
su conexión con una catequista que primero trabajó junto a ellos y ‘luego
ingresó en la guerrilla‘.
‘Durante nueve meses no la vimos más, pero dos o tres días
después de su detención también fuimos detenidos. El oficial que me interrogó
me pidió los documentos. Cuando vio que había nacido en Budapest creyó que era
un espía ruso‘, indicó.
‘En la congregación jesuita argentina y en círculos
católicos se extendieron en los años previos informaciones falsas que indicaban
que nos habíamos mudado a los barrios carenciados porque pertenecíamos a la
guerrilla. Pero ese no era el caso. Supongo que estos rumores fueron motivados
por el hecho de que no fuimos liberados inmediatamente‘, añadió.
Tras el cónclave en el que Bergoglio resultó electo, Jalics
había publicado un comunicado que tuvo diversas interpretaciones. ‘No puedo
juzgar el papel de Bergoglio en estos sucesos‘, escribió en ese texto.
El Vaticano rechazó las acusaciones respecto al
comportamiento del papa Francisco durante la última dictadura y Jalics, en sus
primeras declaraciones, reconoció que no fue hasta años después de su
liberación y de haber dejado Argentina cuando habló sobre lo sucedido con el
arzobispo de Buenos Aires.
‘Después celebramos juntos una misa y nos abrazamos
solemnemente. Yo me he reconciliado con lo sucedido y considero, por lo menos
por mi parte, el asunto cerrado‘, aseguró sobre su secuestro durante la
dictadura militar en 1976.
Los cuestionamientos al nuevo papa se centraron en la
acusación de no haber ayudado a los dos jesuitas. El propio Bergoglio declaró
haberles advertido de los peligros y haber intentado interceder por ellos ante
la junta militar, pero sin éxito.
Yorio murió hace unos años, mientras que Jalics vive en una
casa espiritual en Alta Franconia. Según su orden, actualmente se encuentra en
Hungría.
Informe: EC
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