miércoles, 20 de marzo de 2013

Francisco, el pescador, enseña a pescar

Por Martín Risso Patrón

« (...) te va a ayudar un poco para ir pescando qué es lo que pensamos de Latinoamérica los obispos»
(Francisco a Cristina entregándole de regalo un libro, en el Vaticano)

La Patria Grande, los obispos y la geopolítica

Francisco Bergoglio, ciudadano universal y estadista de notable código, regaló a la presidente de la República argentina un libro con el pensamiento de los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM aprobado por Pío XII el 2 de noviembre de 1955). 

Una verdadera muestra contundente del pensamiento político, no catequético, que los obispos fueron elaborando en documentos sucesivos; pensamiento cuyo nacimiento data de finales de los años 70, cuando se reunió la III Conferencia general del episcopado latinoamericano en Puebla de los Ángeles, Méjico, con la participación de Karol Józef Wojtyla, ya Papa.

En Medellín, Colombia, en 1972 [y de ahí en adelante] los obispos dan la palabra a los curas de a pie, o estos la toman, no se sabe muy bien, pero comienza un interesante viaje hacia adentro de la iglesia, que lleva a clarificar dos cosas: 1] Que esta organización de fe es bifronte, porque tiene un adentro y un afuera, ambos escenarios totalmente distintos en su organización, no así en su naturaleza humana, pues de ella se nutre; la iglesia romana hacia adentro es un ente corporativo, estructurado al estilo de un mando imperial, impenetrable, autocrático, obedecedor y obediente; y otra, son los curas que andan por la calle bautizando, celebrando matrimonios y misas exequiales, conjurando espíritus, cuando no conjurando el hambre de la gente; y 2] Que el escenario de afuera no sólo es una agenda de relaciones internacionales, sino un ente corpóreo, concreto, de seres humanos [creyentes y no creyentes]sometidos a la dura realidad que está un poco más acá del Cielo.

CELAM en Medellín, miraba hacia adentro, como una necesidad de marcar la cancha, extensa cancha que se abre entre la reflexión teológica y la reflexión profana, que, hay que decirlo, los curas de a pie, comenzaban a elaborar desde el barro de las villas marginales del mundo entero; “...mala cosa sería cubrir las dificultades o solazarnos en la incertidumbre o en la llamada neurosis de Iglesia”, afirma Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo en su libro «De Medellín a Puebla» [1980]. De allí sale la sorpresa de la teología de la liberación, que tanto diera para hablar y perseguir desde cuanta dictadura reaccionaria hubo en estos pagos, e incluso desde el riñón fundamentalista de la Jerarquía vaticana. Sin hacer futurología, López Trujillo también decía en los 80 que sociólogos intentaban perfilar una semblanza del sacerdote en los 2000, desde luego otorgándole a su rol una tarea social concreta, cosa que Trujillo no niega tajantemente, aunque tampoco la estatuye de manera expresa.

No cabe ninguna duda que la década setentista tiene una riqueza insondable de datos para interpretar el hoy con Bergoglio en Roma, y su regalo íntimo y sincero, casi, a Cristina.

Es en este contexto que Francisco le dijo textualmente a Ella “la Patria Grande”, al referirse a estas latitudes en sentido geopolítico. Se entiende ¿no?, no en sentido episcopal... en sentido político. Frase que, en boca de un pontífice no debiera tener más sentido que la obviedad, pero que no elude, en Francisco estocar el centro ideológico dominante en Latinoamérica, concretado en gobiernos progresistas, lo digamos por ahora. La Patria Grande de Bolívar y San Martín, aderezó Fernández, ciertamente, por supuesto.

Hombre de dogma y de acción

Para ser ungido padre y pontífice, el sujeto eligendo debe garantizar dos cosas al colegio cardenalicio electoral: Fe, y obediencia a los dogmas centrales católicos romanos.

Más allá de la emoción a raudales que nos muestra por ahora la televisión, y por qué no, vivimos como personas, en una gran proporción los pobladores del planeta, se hace necesario centrar la mirada en una cosa: Ese que vemos que ningunea el protocolo, que se viste de negro por debajo del blanco pontifical, que va y viene con sus zapatos gastados poniendo de cabeza a los especialista protocolarios y a los encargados de su seguridad personal, ese mismo que invoca la pobreza y muestra pergaminos al respecto, incuestionables testimonios de andaduras, ese hombre ungido hoy, es obediente dogmático [este detalle no siempre es considerado por los católicos, pero tiene suma importancia para los que no lo son, creyentes o no creyentes]. Plantea los mismos principios que sus predecesores acerca de la sexualidad, de la pareja humana, de la fecundación in vitro, del aborto y la eutanasia, partiendo del dogma eclesial, cuando no de los decretos conciliares y papales que marcan encorsetados rumbos, como la cuestión del celibato, por ejemplo. El Papa no puede dejar de ser dogmático, pero...

Mientras Ratzinger reflexionaba sobre la importancia del Limbo en la absolución de los pecados en profundos escritos de corte teológico, o se deleitaba tocando partituras de Mozart en un piano, Bergoglio Sívori amaba tomarse un mate con Pepe Di Paola y los dirigentes de base en las villas, incluso escuchar un tango bien rante y escribir sobre “Ponerse la patria al hombro” [2004], “La nación por construir” [2005], o “Mente abierta, corazón creyente” [2012], significativos y desafiantes títulos según la pluma de un purpurado; y además afirmar enfáticamente en un seminario sobre Políticas Públicas realizado en 2009 en BA: «En lugar de eso [accionar políticamente para frenar la pobreza en el país], pareciera que se ha optado por agravar más las desigualdades», cuando le tocó opinar el entonces primado de la Iglesia católica argentina, y para quien también «los derechos humanos se violan no sólo por el terrorismo, la represión y los asesinatos, sino también por estructuras económicas injustas que originan grandes desigualdades". En esa intervención también criticó la situación social de la Argentina, con señalamientos al gobierno sobre lo que él consideraba como una falta de acción para frenar la pobreza en su país. Quién sabe, si con un Papa así, aliado estratégico si los hay de progresismos políticos no dictatoriales, no se termina por fin con la espantosa institución del celibato, invento de los curas y no del Organizador absoluto del universo, comenzando por poner en su lugar lo que es dogma frente a lo que no lo es [Mente abierta, corazón creyente...]. Y muchas cosas más.

Pescar la onda

Doña Clota no dejaba de llorar frente a la tele cuando Cristina se emocionó por el beso de Francisco. [“Vio, Profe, lo vio... y ella, pobrecita, parecía una nena con las manitos tomadas...”]; concreta imagen, la que describe la Vieja. Para que pesqués qué es lo que pensamos de Latinoamérica los obispos... una maravilla del discurso coloquial inserto en el impávido protocolo.

La sabemos lunga los cura’... mirá mis zapatos; el mate amargo; la chalina que me regalaste me hará muy bien, leete esto porque habla de la patria grande [Ella: “lo vi a usted con su ponchito en Buenos Aires...”; “¡sí, la patria grande de Bolívar y San Martín!”]. Importantes afirmaciones políticas de la Presidente de la República, aunque no parezcan.

Catorce veces le negó la entrada a La Rosada, Ella [o quién sabe qué burócrata puntero VIP], gobernante de 44 millones más o menos de paisanos argentinos, a Jorge Mario Bergoglio Sívori, hoy simplemente Franciscogobernante de un sexto y un piquito más de la población humana planetaria. Unos mil trescientos de la misma especie... El, lo primero que hizo, fue invitarla a almorzar...

Entonces, dos cositas, al toque: Primero, no compremos lo de la emoción popular mediatizada, hoy. Porque Francisco, mañana nomás deberá comportarse como estadista, pastor metódico y dogmático, y ciudadano universal... Él, hombre acostumbrado a la yeca, al gotán y al mate verdecito; y ahí veremos hasta donde llega el dogma, el palio, la mitra y la marmórea realidad vaticana, y comienza a obrar la exigente sed de cambio profano que, conjeturando desde mi optimismo metódico, Él no le sacará el cuerpo...

Y la otra: Debo afirmar lealmente que a Ella, he podido verla solamente ella... (¡Y no me vengan con que estuvo actuando, por favor...! lo digo desde mi optimismo metódico).

(Versión impresa, en Semanario Nueva Propuesta del viernes 22-M-13)

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