lunes, 11 de marzo de 2013

A 37 años de la desaparición de Miguel Ragone

Miguel Ragone y su compromiso permanente con
los más humildes.
Especiales - El 11 de marzo de 1976, un comando ultraderechista engendrado por el propio peronismo, secuestró al exgobernador de Salta, Miguel Ragone. Este lunes, se cumplen 37 años de su desaparición.

Ragone había padecido duros cuestionamientos internos del justicialismo lo que provocó que la entonces presidenta de la Nación, Isabel Martínez de Perón, intervenga la provincia, decretando el fin de la gestión del “médico del pueblo”, como lo llamaban los salteños más humildes. El doctor Ragone había llegado al gobierno provincial tras un impresionante triunfo en las elecciones del 11 de marzo de 1973. Nadie hubiera supuesto que, exactamente tres años después, Ragone fuera secuestrado y desaparecido.

Su causa estuvo silenciada durante mucho tiempo, máxime si se tiene en cuenta que el 24 de marzo de 1976, a catorce días del secuestro del exgobernador salteño, se encaramó en el poder político del país, el Proceso de Reorganización Nacional, una de las más sangrientas dictaduras del continente que ocultó la causa porque muchos de sus principales jefes militares, estaban involucrados en la misma.

Con la llegada de la democracia, en 1983, pocos fueron los que recordaban al desaparecido gobernador de Salta. Los actos de conmemoración contenían a unos pocos militantes, amigos o conocidos del exmandatario. Nadie, salvo su familia, pidió por él.

Con el paso de los años y ya muy avanzada y consolidada la democracia, un grupo de ciudadanos pidió que la Justicia investigue la desaparición de Ragone y se ofrecieron algunos importantes testimonios. Incluso, se llegó a solicitar la indagatoria de la expresidenta Isabel Martínez de Perón, a lo que la justicia no accedió.

Los pasos judiciales fueron exageradamente lentos. Recién en 2004 se intensificó la investigación y en 2011 se inició el juicio en el que fueron condenados varios de los participantes y responsables del hecho.

También crecieron los homenajes de quienes nunca se habían acordado del exmandatario. Conmemorar la causa del desaparecido gobernador fue, por sobre todas las cosas, una especulación política que sirvió para levantar una bandera por la que, los que hoy dicen recordarlo, nunca hicieron nada y en la que, seguramente, siguen sin creer.

Informe especial de Agensur.info  

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