Las versiones del malestar empezaron a crecer el mes pasado
cuando los uniformados, principalmente los de grados más bajos, recibieron sus
sueldos sin la aplicación de una mejora prometida por los funcionarios
políticos del Ministerio de Defensa, que encabeza el patagónico Arturo
Puricelli.
Durante los días más complicados de la incipiente rebelión
en las fuerzas de seguridad, los militares de menor escalafón de las Fuerzas
Armadas expresaron a sus mandos reclamos para que se eleven los ingresos.
Debido a que en los primeros días de febrero, cuando el
personal obtuvo los recibos de sueldo correspondientes a enero, no se
registraron cambios, desde las bases del Ejército y de la Armada empezaron a
crecer las manifestaciones de descontento, por ahora sin estridencias. De todos
modos, desde las redes sociales, militares sin identificar empezaron a reclamar
la realización de una manifestación pública para poner en conocimiento público
la situación de complejidad.
De hecho, hasta comenzó a difundirse el 5 de marzo como
fecha posible de una protesta que tendría como antecedentes las manifestaciones
de octubre del año pasado cuando tanto los gendarmes como los prefectos
expresaron sus reclamos y lograron desactivar un decreto firmado por Nilda
Garré que les reducía, de hecho, sus ingresos.
Informe: La Nación
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