Por Esteban Peicovich |
Que Tinelli negocie sus millones es noticia más destacada que
el precio vil que aplican los piratas de la intermediación a medio país
interior. En Formosa pagan 50 pesos (o nada) por tonelada de pomelos (sic) que
en ciertas góndolas urbanas venden a 50 pesos...¡el kilo! (mega sic) Corta el
hipo.
Por aquí, Señorías blindando al Canciller Caradeplato (ex
Lilito pretendiente). Por allá, infame comercio rateril que sufren millones de
débiles campesinos dejados de representar por sus miserables diputados Vista
Gorda y Tapadera.
El país anónimo lleva su cruz como puede. Pomposos leguleyos
violan la oratoria recitando incisos que no cumplen. Diputados justos, que los
hay, advierten los peligros mundiales que acechan por meternos a pisar política
foránea minada. Relaciones carnales de Menem con EE.UU y petrocarnales de Kirchner
con Venezuela nos llevaron a la ciénaga de Irán. Obtusa, CFK ordena avanzar
como sea. La excelencia de lo expuesto y propuesto por Yoma, o informado por
Carrió, poco pudo ante bloque servil. Y pintoresco en su tristeza legal. Arrimó
diputruchos per il dubbio y tuvo su más genuino discurso en el graznido de un
"cuervo" ignorante y soez insertado por la dedocracia en escaño para
usarlo en ocasiones subnormales como ésta.
¿Se vendrá la noche? ¿Quien ganará en ambiente tan perdedor?
¿Nos llegará alguna vez ese tiempo “en que merezcamos no tener gobierno” como
soñaba el niño de 86 años que se nos murió en Ginebra?¿Habrá al menos un hombre
y una mujer justos y activos entre cada mil argentinos? Y si están ¿quien los
unirá en un ramo? En país así, y al año de su última masacre de turno, el acto
de Plaza de Mayo mostró que pese a la sombra que nos cubre, crecen y se
multiplican voluntades decididas a no apagarse hasta que impere una justicia
masiva y puntual.
Si algo de nuestro presente inició un cambio, lo hizo desde
allí, a espaldas del Silencio de la Casa de la Culpa Oficial. Esa noche, como
nunca, la Justicia mostró querer ser algo más que un concepto. Fue palabra
pública que desde el temblor y el rigor se personalizó, caminó entre la gente y
acabó encarnada entre los que hablaban a sus deudos asesinados provocando la
solidaridad de millones de argentinos que lo siguieron por imagen. Argentinos
que lloraron viéndo llorar a otros argentinos. Hace rato que no nos pasa una
cosa así.
Es el país que llama a la puerta. Quiere entrar.
© Perfil
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