Por Alfredo Leuco |
Por eso no sale del cepo que dinamitó la actividad
inmobiliaria y de la construcción. Por eso no sale de la trampa del Indec que
cometió el delito de malversar las estadísticas públicas. ¿Podrá salir de este
jurásico volantazo a las apuradas del congelamiento de los precios? La falta de
previsibilidad siempre genera inquietud.
Sobre todo porque Cristina tiene la pólvora mojada. Dispara
misiles brutales que hacen pifff… y caen un par de metros más adelante sin
producir daño. No ha logrado su objetivo destituyente ni siquiera en Santa
Cruz. Ahí está, vivito y coleando el gobernador Daniel Peralta, quien proclama
a los cuatro vientos que va a armar listas del justicialismo por afuera del
kirchnerismo. Una mojada de oreja.
Varios ministros están preocupados porque se enteran de las
decisiones de la Presidenta por los diarios y notan que el aislamiento es tan
severo que muchas granadas le explotan en las manos. Veamos qué tiros le
salieron por la culata y eso los elevó a la categoría de papelones.
1) Firmar un tenebroso pacto con Irán en nombre de las
víctimas, quienes se oponen tenazmente porque aseguran que podría abrir las
puertas a un tercer atentado. Nada le podría haber salido peor al canciller
Héctor Timerman. Sólo faltó que las entidades judías le dijeran a la
Presidenta: “No es necesario que nos dé una mano, mejor es que nos saque las
dos de encima”.
2) Gritar bravuconadas por Malvinas y como todo resultado
conseguir que los kelpers digan que con el gobierno de Cristina no hay solución
posible.
3) Decir tozudamente que no hay inflación, que es un invento
de los medios y que el control de precios es un fracaso histórico. Sin embargo,
a los 12 días imponer un congelamiento con amenazas y patoteadas a los
supermercados y los comercios de electrodomésticos.
4) Sacar pecho con las paritarias libres y con que este
gobierno está a favor de los trabajadores y ordenarle al ministro de Trabajo
que no homologue ningún aumento salarial superior al 20%. ¿Dónde quedaron
aquellos tiempos en los que Néstor Kirchner se burlaba de los empresarios que
no querían mejorar los sueldos y les decía que no tengan miedo de poner un
pesito más en el bolsillo de los empleados? Aquella verdad era que los aumentos
de sueldos no eran inflacionarios. Hoy dicen y hacen todo lo contrario. ¿Van a
tener que apelar más a la magia que a la ideología los dirigentes gremiales
kirchneristas de los maestros? para explicarle a sus bases que un aumento del
20% es de izquierda si lo otorga Cristina y es de derecha si lo dan Daniel
Scioli o Mauricio Macri. Ya en su momento, Cristina, después de negar la
inflación hasta la irracionalidad y al punto de ni mencionar la palabra, quiso
responsabilizar de ese desmadre al aumento de subte de Macri y a los
impuestazos provinciales de Scioli y De la Sota. Regla de oro K: el culpable
siempre está afuera y de las soluciones ni hablar.
5) Denunciar la corrupción de una ONG de defensa del
consumidor y perder tres funcionarios de su propio gobierno en el intento.
Fuego amigo, que le dicen.
6) Plantear que una cautelar y un vaso de agua no se le
niega a nadie y mandar a Martín Sabbatella a que reclame una en el caso de las
antenas que clausuró De la Sota.
7) Apretar a los empresarios privados para que vacíen de
publicidad a los medios no adictos como una forma torpe de censura y de
mantener todo oculto y sin nada escrito como en casi todos los temas que
impulsa el Gobierno. Es una práctica que los Kirchner vienen haciendo desde
Santa Cruz y que incorporaron como “novedad” en los mecanismos para intentar
controlar a todos y que nadie los controle a ellos.
8) Intimidar a productores agropecuarios y a sus dirigentes
con agentes de la AFIP en sus domicilios privados, en sus campos y con visitas
al estudio de sus contadores. Buscan los sojadólares con desesperación sin
comprender que, culpa del clima, hay menos que lo que el Gobierno fantasea y
que todo el mundo tiene derecho a ahorrar en lo que quiera para protegerse de
una inflación devastadora y al borde de un ataque de nervios. No son medidas contra
la oligarquía. Cualquier pequeño campesino recibe por la soja un dólar de 3,20
pesos (el oficial menos las retenciones) y cuando compra insumos importados
paga con un billete que anda por los 8 pesos. ¿Se le puede poner una pistola en
la cabeza a alguien para que después de trabajar de sol a sol se lo obligue a
perder plata? Dentro de la ley, no se puede.
9) Quejarse porque los medios hegemónicos utilizan los casos
de inseguridad para crear una “sensación” como ratificó Sergio Berni en radio
Ciudad y utilizar toda la maquinaria propagandística oficial y paraoficial que
pagamos todos para instalar que Santa Fe es la capital del narcosocialismo y el
crimen organizado. ¿Se creerán sus propios inventos en el sentido de que sólo
hay inseguridad en Santa Fe y que el resto de la Argentina vive en un paraíso
pacífico?
10) Confrontar todos los días con un nuevo enemigo y arrojar
aliados a las manos de sus adversarios, como pasa con la CGT de Antonio Caló
que cada día es más invisible y está más cerca de Hugo Moyano.
La conclusión que preocupa al oficialismo es que aún
manteniendo mayor intención de voto que cualquier otro dirigente, Cristina
tiene dos grandes problemas: la falta de heredero y un poderoso enemigo llamado
realidad. Y que en esas batallas estratégicas, con el voluntarismo no alcanza.
© Perfil
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