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Susana Ruiz Cerutti, artífice de la recuperación de la fragata. |
Desde hace algunos años, el kirchnerismo viene avanzando
contra los diplomáticos de carrera de la Cancillería. Primero por iniciativa de
Néstor Kirchner, luego por Héctor Timerman y ahora de la mano de los
funcionarios de La Cámpora que responden a Axel Kiciloff y Julián Álvarez.
El embate oficial comenzó en 2010, luego de que el ex
embajador en Venezuela Eduardo Sadous denunció una trama de coimas en el país
caribeño, que incluía a funcionarios del Gobierno argentino.
Tras la forzada renuncia de Jorge Taiana por una pelea con
Cristina Kirchner, el ex presidente le ordenó a Timerman que instrumente una
jubilación masiva de diplomáticos de carrera, a los que el fallecido mandatario
consideraba “conspiradores”.
Además de Sadous, en esa lista estaban Susana Ruiz Cerutti,
Juan Carlos Kreckler, Alfredo Chiaradía, Victorio Taccetti, José Pedro Pico,
Oscar Guillermo Galie, Vicente Espeche Gil, Juan Eduardo Fleming y Rodolfo
Rodríguez, entre otros diplomáticos con amplia trayectoria.
Pero Timerman no quiso ser la cara visible de la limpieza y
trató de dilatar hasta donde pudo las jubilaciones masivas. Incluso, se la
encargó al entonces vicecanciller Alberto Dalotto. Sin embargo, en junio del
año pasado Cristina le volvió a pedir que saque a los diplomáticos más
experimentados.
Allí, aparecieron nuevos nombres, que se sumaron a los
anteriores: Santos Goñi Marenco, Elda Beatriz Sampietro, Roberto Oscar
Villambrosa, Ileana Di Giovan Batista, Alberto De Nuñez, Miguel Alfredo
Velloso, Enrique Julio De la Torre, Ramón Villagra Delgado, Arturo Guillermo
Bothamley, Felipe Frydman, Julio Alberto Miller, Sebastián Lucas Brugo Marco, y
Hernán Roberto Plorutti.
El pedido de la presidenta escondía otro deseo: abrirle las
puertas a funcionarios jóvenes, sus preferidos. Obviamente que La Cámpora tomó
la delantera y comenzó a incluir a su gente.
Una de ellas fue Cecilia Nahón, que responde a Axel Kiciloff
y recientemente fue designada como embajadora en los Estados Unidos. Otra de
las funcionarias que ganó relevancia es Paula Ferraris, que se desempeña como
Secretaria de Coordinación y Cooperación Internacional y fue ubicada allí por
el Secretario de Justicia, Julián Álvarez, mano derecha del diputado nacional
Eduardo “Wado” de Pedro.
Los errores de cálculo y la falta de coordinación entre el
Ministerio de Defensa y la Cancillería derivaron en el embargo de la Fragata
Libertad en Ghana, pese a las advertencias que habían llegado al Gobierno
nacional. Pero los errores no terminaron allí y los primeros movimientos para
recuperar al buque escuela fueron absolutamente ineficaces.
Para cambiar este panorama el kirchnerismo debió recurrir a
una de las diplomáticas que “estaban en el freezer”: la embajadora Susana Ruiz
Cerutti, quien encabezó la estrategia ante el Tribunal del Mar y antes había
sido parte de los principales éxitos diplomáticos del país en los últimos 25 años.
Se trata de una las especialistas en Derecho Internacional
más importantes del país, con una gran experiencia en resolución de conflictos.
Además, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, fue vicecanciller de Dante Caputo
y canciller en el último tramo del mandato. Fue la primera mujer que ocupó ese
cargo.
En la década del 80, Ruiz Cerutti fue miembro de la misión
argentina ante el Tribunal Arbitral sobre el conflicto limítrofe con Chile por
el Canal de Beagle. Además, también estuvo en la negociación para la
intervención del Papa y la posterior resolución del litigio.
Del mismo modo, fue jefa de la delegación ante el Tribunal
Arbitral Internacional que intervino en la disputa con Chile por Laguna del
Desierto, que se resolvió en octubre de 1994 a favor de la postura argentina.
Fue en ese momento que conoció a los Kirchner, que gobernaban Santa Fe. Por ese
trabajo, además, fue reconocida con la Cruz Pro Eclesia et Pontifice y con la
Orden de San Gregorio Magno otorgada por el papa Juan Pablo II.
En medio de esos dos conflictos, Ruiz Cerutti fue ideóloga
de la “cláusula Paraguas”, que ayudó a descongelar las relaciones entre
Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas. Mediante ese acuerdo se
estableció que las negociaciones no invalidaban ni modifican las posiciones de
principios de las partes, es decir, no alteraban las pretensiones de soberanía.
Esos trabajos le dieron un gran reconocimiento en el ámbito
de la diplomacia y resolución de conflictos. También estuvo a cargo de la
defensa de la posición argentina ante el Tribunal de La Haya en el conflicto
con Uruguay por las papeleras. Su actuación allí también fue considerada un
éxito.
Pese a esto, según La Nación, nunca tuvo trato con la
Presidenta. "Deben ser contadas las veces que Ruiz Cerutti fue a Olivos.
Ella reporta a Timerman. Y si en esta última [por la retención de la Fragata en
Ghana] le tocó ir en persona a informarle a Cristina fue porque el canciller no
estaba en el país", señaló una fuente a ese diario.
Con la Fragata Libertad a kilómetros de la costa atlántica,
en los pasillos de la Cancillería están convencidos de que el juicio “lo ganó
ella”. Pese a que el Gobierno intenta convertir el regreso del buque en una
gesta histórica contra los fondos buitre, el nombre de Susana Ruiz Cerutti no
es parte de ese relato.
Informe: LPO
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