Daniel Vila presionó a los periodistas de su multimedio por cuestionar la línea editorial del mismo. |
“Las presiones no sólo seguirán sino que serán aún mayores.
Al que no le gusta puede pasar a buscar el cheque”. Mirándolos fijo, rodeado de
guardaespaldas y filmándolos con cámaras de Canal 7, Daniel Vila bajó esa línea
a los empleados del multimedio que regentea en sociedad con José Luis Manzano,
en Mendoza, durante una reunión convocada por el CEO del holding para ajustar
cuentas con los trabajadores del grupo que se negaron a “seguir acomodando las
noticias a los intereses económicos de los accionistas”, como expresaron con
notas elevadas con más de 90 firmas.
Las notas fueron el corolario de meses de presiones y
rencillas en la redacción por la férrea imposición de temas y enfoques
tendenciosos por parte de las cúpulas editoriales, las cuales sustentan el plan
para retener y concentrar poder editorial más allá de los ajustes necesarios
para adecuarse a la Ley de Medios.
El endurecimiento de la línea editorial fue acompañado de un
creciente malestar en la redacción unificada en Las Heras que desencadenó la
presentación de un pedido formal y por escrito para que la tergiversación de la
realidad en función de la línea editorial que conviene a los negocios del Grupo
Vila-Manzano no fuera asumida por los trabajadores de prensa.
No obstante, lejos de ceder en el pedido, el empresario
reunió a todos los accionistas del grupo -menos a Manzano, que no se encontraba
en la provincia- y armó una reunión en
la que los instó a aceptar esas condiciones de trabajo o a renunciar, según
contaron testigos directos de ese encuentro.
La convocatoria fue vivida por muchos de los periodistas
como una acción de intimidación no sólo por el tono con que Vila les habló a
los empleados -”muchachos, el diario que hacen es muy malo y por eso pierde
circulación en picada”, les espetó en un momento a los periodistas de Uno- sino
por el hecho de que cada intervención era grabada.
El empresario, además, fue mencionando de a uno nombres de
una lista de 90 firmas y encaró en persona a cada periodista preguntándole
porqué habían firmado la nota.
La sintonía de Vila y su socio José Luis Manzano con el
gobierno de Cristina Kirchner creció en la misma medida que parecía que el
gobierno iba a lograr que Clarín se desprendiera de gran parte de sus cables,
un negocio que interesa a los medocinos. Con los sucesivos fracasos del
gobierno en esa línea, que quedaron en evidencia en el papelón del 7D, Vila y
Manzano parecieron tomar distancia esta semana.
Pero no sería justo calificarlos como empresarios
kirchneristas. Su fortuna viene de antes y lo que ha caracterizado su
trayectoria es el ejercicio de una real politik sin fisuras para anudar y
romper alianzas según les convenga a sus intereses.
De hecho, en octubre del 2009 libraron una durísima batalla
contra la ley de medios –Villa llegó a comparar al gobierno de Cristina con una
Dictadura-, para luego revisar sus posiciones, acaso en la medida que fueron
confirmando que ellos no eran el blanco de la iniciativa de la Casa Rosada.
Así, tiempo después evaluando qué nuevos negocios podían
encarar con Clarín eventualmente forzado a desinvertir, acercaron posiciones
con la Casa Rosada, situación que se vio reflejada en sus medios. Además, su
vieja pelea con Clarín por Papel Prensa (el Uno importa papel desde que se
fundó, en 1993), también los hizo coincidir con el kirchnerismo.
Informe:
Explicitoonline.com y LPO
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