Por Mariano Spezzapria |
Ese es el clima político que se respira en el país a escasos
días de la protesta nacional conocida como el 8N y a poco más de un mes del 7D,
una fecha clave para el calendario oficial. Mientras tanto, hay señales que dan
cuenta del nivel de ansiedad y nerviosismo que se apodera de distintos
estamentos del poder.
El violento discurso del diputado oficialista Andrés
Larroque y la reacción opositora con su retirada intempestiva del recinto de la Cámara baja, dieron cuenta
cabal de esta situación. Así las cosas, la virulencia política le restó apoyo a
la flamante ley para que los jóvenes puedan votar desde los 16 años.
La desafortunada actuación del jefe de La Cámpora le valió un pase
de facturas interno en el bloque oficialista, que ahora deberá esforzarse más
de lo previsto para aprobar el "per saltum" y la modificación del
mercado de capitales, contando los "porotos" hasta de aliados como
los diputados neuquinos y santiagueños.
Sin embargo, no todo el camporismo actuó de la misma manera:
en la Legislatura
porteña, Juan Cabandié selló un acuerdo con el PRO y el kirchnerismo dio su
apoyo a un paquete de leyes que reclamaba el alcalde Mauricio Macri. A cambio,
obtuvo otras tantas, ante la impávida mirada del resto del arco opositor de la Ciudad.
La reclusión presidencial
Cristina Kirchner permaneció casi toda la semana recluida en
la quinta de Olivos, afectada por un cuadro de baja presión, y luego partió
hacia El Calafate un día antes de lo previsto. Sólo apareció en público en un acto
en la Casa Rosada
donde aseguró que la
Argentina pagará su deuda externa en dólares.
El mensaje presidencial recogió el guante luego de que las
calificadoras Standard&Poor´s y Fitch pusieran en duda la capacidad de pago
de la Argentina ,
en un contexto en el que sobresalen el penoso caso de la Fragata Libertad
retenida en Ghana y un fallo favorable de la Justicia de Nueva York
para los "fondos buitre".
Encima, el Gobierno de Sudáfrica le confirmó al canciller
Héctor Timerman -de visita oficial en Pretoria- que la corbeta Espora de la Armada argentina corre
serio riesgo de ser embargada mientras siga amarrada en el puerto de Ciudad del
Cabo, hasta donde llegó para reparar un desperfecto técnico.
Igualmente, se trata de casos aislados, porque la Argentina no entró en
zona de default. Esto se debe centralmente a que en los últimos años cambió el
perfil de la deuda y actualmente el 55 por ciento de los bonos están en poder
del Estado, que se financió a sí mismo con recursos como los de la Anses.
En el campo económico también se destacó esta semana la
aprobación del Presupuesto 2013
a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires,
donde el gobernador Daniel Scioli respiró aliviado luego de afrontar este año
más de un dolor de cabeza por recursos que fueron mal calculados en su
oportunidad.
La reforma y la
protesta
Pero toda la atención del momento se la lleva la política,
en vísperas de una semana conflictiva. Hasta el senador Carlos Reutemann rompió
su habitual mutismo para augurar que las elecciones legislativas serán "un
gran desafío" para el Gobierno, dado el "deterioro de la imagen de la Presidenta ".
El santafesino fue uno de los 28 senadores nacionales que
firmaron una declaración contra la reforma constitucional, en una jugada
destinada a anticipar una maniobra del oficialismo en ese sentido. A su vez, la
diputada oficialista Diana Conti habló de "alternancia boba" y
ratificó su apoyo a la re-reelección.
Alejada de estas especulaciones, la Presidenta afrontará
desde mañana una agenda cargada de apariciones -con cadena nacional incluída-
en un intento por controlar la escena y desinflar la protesta del jueves. Será
difícil que lo logre, entre otras cosas por la polarización que fomenta el
propio kirchnerismo.
Mientras tanto, sectores de la oposición anunciaron su apoyo
a la marcha, desde peronistas como José Manuel de la Sota y Francisco de Narváez
hasta el macrismo, pasando por los gremios afines a Hugo Moyano; y una porción
del radicalismo. Aunque está claro que no primarán las identificaciones
partidarias.
Los oficialistas con perfil propio como Scioli, el
intendente Sergio Massa y el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey también
tendrán un ojo puesto en la protesta, para desentrañar el mensaje en caso de
que logre empardar o superar la convocatoria que tuvo el cacerolazo del 13 de
septiembre último.
Aunque, en definitiva, será una nueva demostración de la Argentina dividida que
supimos conseguir.
© NA
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