viernes, 2 de noviembre de 2012

Exabrupto para todos

Por Roberto García
Nadie se puede agraviar con las palabras de Larroque.” Declaración del vicepresidente Amado Boudou como si fuera director de Moral del Cono Sur elegido por concurso. El diputado Andrés Larroque, a su vez, consideró su imputación de “narcosocialista” a Binner y Cía. como producto de cierto humor personal –él, que es tan british, como la organización a la que pertenece–, del exceso por el debate legislativo y, sobre todo, de una organizada treta política de toda la oposición para inculparlo (se ofendieron en bloque por el insulto y casi dejan sin quórum al oficialismo para aprobar la ley que permite votar desde los l6 años).

En rigor, no había humor en la acusación –al respecto ha escrito bastante el austríaco Sigmund Freud–, sino más bien un aprovechamiento de la endeblez política del gobierno santafesino y de quien salió segundo frente a CFK en los últimos comicios por la escandalosa complicación de la Policía provincial en el tráfico de estupefacientes. Sal sobre la herida, claro; goce libidinoso sobre el candor y la inoperancia de un partido opositor al cual subrepticiamente escuchaban e interferían desde hace más de un año.

Aparte del buen o mal gusto de la frase, lo cierto es que el episodio ocurre cuando un funcionario en ascenso como el militar Sergio Berni –a quien Cristina hasta lleva en su avión alquilado– sale a explicar por TV y no sólo por Canal 7 (lo que constituye un acontecimiento novedoso del hermético Gobierno, al igual que la habilitación de un debate entre López Murphy y Feletti por 6,7,8) la captura de un gigante de los carteles del narcotráfico. Loable el intento de Berni, aunque el maleante hace meses que se desarrollaba en la Argentina, había ingresado sin dificultades y vulnerado las fronteras al mismo tiempo que las cadenas de distribución, unas que ingresan por el norte con la cocaína y otras por el Litoral con la marihuana. Es vox pópuli. Justo también cuando el kirchernismo, desde 2002 a la fecha, no ha podido impedir el despliegue y la expansión de la droga en el país y la multiplicación del sicariato, esa formación especial de criminales a sueldo que se han instalado sin reservas y que, por su número, en cualquier momento fundan un sindicato.

Fenómeno del cual el país fue advertido desde que los norteamericanos impusieron el Plan Colombia, anunciando al resto de los países de la región: “Vamos a apretar Colombia como si fuera un globo, por lo tanto habrá escapes hacia naciones vecinas”. La Argentina no lo tuvo en cuenta o, tal vez, no dispuso de capacidad suficiente para enfrentar esa invasión. De ahí que tampoco resulta atinada la explicación de Berni cuando ensaya una excusa frente a la evidencia: “Narcotraficantes hay en todas partes”. Olvida, finalmente es un militar, el precepto económico –hasta ahora poco exitoso– que domina el modelo económico del Gobierno con relación a las inversiones: van adonde hay mercado. Y agregan: de ahí la necesidad de regular los mercados. Esto que es una verdad de a puño para el oficialismo, sin embargo, no se ha aplicado para el negocio de la droga, sea cualquiera la jurisdicción política a cargo o la policía designada para tutelarlo. De ahí que la burla de Larroque a los socialistas también conmueve a sus conmilitones del kircherismo, por no avanzar en la cultura del consumo, de la siembra orgánica de la marihuana en el fondo de ciertas casas o los poco felices agravios que desparramaron, sin conocerse siquiera, un diputado del PRO y el ahora redimido gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta.

Si cuesta entender el exabrupto, justo al discutirse la madurez de los adolescentes cuando entre los cuarentones diputados no se advierte esa condición, menos se comprende a la oposición en bloque: para explicar su deserción del recinto adujo que la provocación de Larroque obedeció al propósito de quedarse en exclusividad con los derechos de autor del voto para los jóvenes y así ganarse esa voluntad. Del mismo modo que, en el relato oficial, se quedaron con la propiedad de la Asignación Universal por Hijo cuando, como se sabe, a Néstor Kirchner hubo que convencerlo con todo tipo de presiones de la iniciativa del partido de Elisa Carrió. No porque se negara a conceder el favor social, sino porque entonces los números del Presupuesto se le podían desmoronar. Pero, si realmente lo de Larroque fue una táctica oficialista observada y declarada, casi obvia, ¿cuál fue la razón de los opositores para retirarse y no compartir el proyecto si también se deseaba seducir a una franja imberbe del electorado?

Enigma del cuarto amarillo, igual que la gratuidad momentánea de la ofensa del legislador perteneciente a dos clubes, el de La Cámpora y el de Unidos y Organizados. Sin retorno y con la venia presidencial agravió al socialismo, que por tradición y compromiso quizás fuera la única fracción política en condiciones de acompañar al cristinismo para modificar la Constitución e incorporar la re-re (difícilmente se evadiera de un pacto previo en el cual, como Menem a Alfonsín, le garantizara la incorporación de ciertos derechos sociales en la reforma).

Se podría entender si el Gobierno se hubiera bajado de su aspiración continuista, pero la sintomatología oficial revela que persiste en esa pretensión. Sea porque forzaron el trasvasamiento de un legislador en Mendoza que se resistía a la reforma en la provincia o porque en las negociaciones con Daniel Scioli le exigen la designación cristinista de todos los diputados nacionales, mientras podrían concederle al gobernador la nominación de algunos provinciales. Buscan número. Y tampoco les falta música: la siempre joven Diana Conti volvió con su canción de Cristina Eterna, tal vez porque imagina una cuota de Juvencia para sí misma en el caso de que se concrete.

Tanta alquimia y matemática con los propios requería de alguna captación extraña. La socialista, por ejemplo, eventuales socios para una reforma. Pero se levantaron los puentes. Y aunque falta tiempo, será arduo para Binner y Cía. descargarse de la afrenta pública del “narcosocialismo” esparcido en el Congreso y multiplicado por los diversos canales oficiales, un giro idiomático en el cual Larroque y su grey han consumido bastante tiempo para elaborarlo. Curioso: Larroque nunca hablaba, se pensaba que guardaba combustible para una espectacular aparición. Ya la tuvo, un flash quizás inolvidable, estrella por un día.

© Perfil

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