escribe Oberdán
Rocamora
Redactor Estrella,
especial
para JorgeasísDigital y JorgeAsísMuletto
Se desconoce para qué demonios organizan una conferencia de
prensa cuando no saben tratar con el periodismo.
Identificar al
cronista, que pregunta, con los intereses del medio empresarial que representa.
Lo que le molesta a
Moyano es, en el fondo, la pregunta.
¿Por qué con Néstor
sí y con Cristina no?
Porque Nuestra César,
simplemente, no es pragmática. En su soberbia no queda espacio para el cinismo.
Nunca lo quiso. Y no
quiso tenerlo cerca nunca más. Se equivocó.
Tampoco le gustaba, a
Néstor, tenerlo al lado a Moyano. Lo fastidiaba tanto como Chávez.
Pero El Furia asumió
la lucidez del pragmatismo. A los efectos de sostener la fragilidad inicial de
su gobierno. Fue a través de la fortaleza de un trípode.
Conformado -el
trípode, hoy desaparecido- por los tres hombres, en su evaluación, más
poderosos de la Argentina.
1.- El mismo, o sea
El Furia, el poder del Estado.
2.- Héctor Magnetto,
El Beto, Clarín, el poder de la Comunicación.
3.- Hugo Moyano, el
poder del Trabajo.
A los recursos del
Estado (manejados arbitrariamente por Kirchner) se le sumaba la complacencia de
la Comunicación (con Magnetto en la bolsa).
Para completarla se
les sumaba la certidumbre del Trabajo (a cargo de Moyano). Con el atributo de
impedir, sobre todo, la paralización. Y de asegurarse el control de la calle.
En un principio, la
sucesora irremediable, Nuestra César, parecía compartir la candidez eficaz de
la metodología.
Lo certifica su
fotografía sonriente, con el gorrito de los “camioneros”.
Tomografías
informativas
Las Gargantas
confirman que El Furia, en el plano personal, los despreciaba a sus compañeros
del trípode. A Magnetto y a Moyano. (Nuestra César, por supuesto, lo sabía).
Pero el temor que
ambos le producían, por separado, era mucho más intenso que el des precio.
A los dos, El Furia les hizo confeccionar una tomografía
informativa.
Y hasta Raúl Moneta,
el amigo hoy asumido, pero entonces muy culposo, colaboró, según nuestras
fuentes, con un clásico memorándum.
Moneta aconsejaba
embestirlo. Antes que Magnetto, como correspondía, lo fulminara. Como lo
fulminó a Menem. O a Videla.
“Tendrán que
aguantarse 20 o 30 portadas bastante desagradables” escribió Moneta. El
visionario que se quedó muy corto.
“Pero si se las
soporta, verán que no tienen más armas. Sólo es papel”.
También, desde el
Ministerio de Justicia, por instrucción de El Furia se contrataron dos
excelentes especialistas, a los efectos de confeccionar la tomografía
informativa de Moyano. Para “entrarle” judicialmente.
Le investigaron, a El
Charol, desde el quiosquito más irrisorio. Hasta hurgar entre las demenciales
salpicaduras relativas a los setenta, en Mar del Plata.
Con las dos
tomografías informativas sobre la mesa, El Furia decidió lo que resultaba más
conveniente. Asociarse.
Hacerlos partícipes
sustanciales del modelo.
Aunque a Moyano, para
hostigarlo, como Ministra de Salud, le nombró a Graciela Ocaña, la que suele
denunciar con valentía pero, en general, sin el menor rigor.
El peor sándwich
social
En “el tiempo sublime
del romance” se dijo que Nuestra César nunca pudo disfrutar del amparo
informativo que Clarín le supo brindar a su marido.
Tal como le
aconsejaba Moneta, El Furia decidió embestir contra Clarín, pero cuando la
Presidente era ella. Ampliaremos.
En cambio con Moyano,
que supo organizarle majestuosas escenografías de apoyo, para su lucimiento
multitudinario, la ruptura se dio inmediatamente después de la muerte
irresponsable de El Furia.
Cuando nadie podía sacarle a Máximo, de la cabeza, una idea.
Que el padre se había muerto después de la pelea telefónica con Moyano (aunque
discutieron sobre la banalidad de una reunión de consejo partidario).
Se lo dijo Máximo,
según nuestras fuentes, al doctor Recalde, cuando bregaba aún por Moyano. En la
comida que Recalde asegura que nunca existió.
Nuestra César carece
del aparato digestivo blindado que tenía el extinto. Lo que desapareció fue el
Trípode. Hoy tiene sólo una base. Insuficiente.
Al cristinismo, por
lo tanto, no lo sostiene ningún trípode de poder. Queda sólo la impostura del
relato.
Creer que Sergio
Szpolszky puede suplir a Héctor Magnetto es alucinante. Como creer que Moyano
puede ser suplido por Caló.
Aparte, para colmo,
Nuestra César tomó distancia de Daniel Hadad, El Fenicio. Era quien más podía
postularse para tomar, llegado el caso, la posta de Magnetto.
Cuesta, en la
actualidad, detectar donde se asienta el poder de Nuestra César. Se le diluye, implacablemente,
el 54 por ciento.
Mientras tanto se
extingue, paulatinamente, en el desprestigio de la mala praxis. Masticada como
el jamón del peor sándwich social.
Entre las protestas
de las capas medias del 8-N, y la capacidad de parálisis que le muestra la
clase obrera del 20-N.
Estigmas anunciados
del “noviembre más cruel”.
Donde el único
oxígeno se lo aporta -en el noviembre más cruel-, el film que tergiversa
frontalmente la peripecia vital del extinto. Para transformarlo en motivo de
épica.
“El Furia es el único
que mantiene un poco de vida en el kirchnerismo. Y está muerto”.
Oberdán Rocamora
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