Por Martín Risso Patrón |
«No soy alcahuete de nadie, pero si me pone a elegir prefiero ser
alcahuete de quien votó la mayoría del pueblo argentino».
«...aparecen haciendo estos papelones como Augusto Timoteo Moyano, esos
gestos de traidores y alcahuetes dan vergüenza ajena»
Ser alcahuete
No sé si decir que estamos en el horno con papas y todo, porque la
referencia gastronómica hasta resulta simpática frente a tan trágico panorama
político preelectoral. Que un político de nota [que no por méritos éticos, pero
por lo menos por ocupar una banca en el Senado republicano] como Fernández, sostenga
que es alcahuete, resulta en verdad una puñalada atroz y desprolija a la
misma República. Si el legislador se autocalifica en general, no sabemos si lo
hizo según la primera o la segunda acepción del término “alcahuete” que nos
entrega la RAE. Ambas desagradables y significativas de falta de
condición humana de quién porta tal calificación. Resumo la primera en el
viejo y querido lunfa: Cafisho [proxeneta]; y todos sabemos
que los proxenetas son una especie de los principales implicados en el delito
de trata de personas. Si fuera la segunda, persona o cosa que sirve
para encubrir lo que se quiere ocultar, evidencia también su intrínseca
carga de ruindad humana. Sólo Aníbal conoce su condición personal para
autocalificarse de alcahuete.
Como no ahorrara látigo para autoinfligirse el motete [apodo, baldón,
denuesto, según la RAE] el senador kirchnerista, también se lo endilgó al
dirigente sindical Hugo Antonio Moyano, y por el mismo precio, lo mismo
hizo con Augusto Timoteo Vandor [1923-1969], una de las tantas víctimas
de la banda de la cual Fernández se considera orgullosamente “alcahuete”.
La arrogancia de los perdidos
Agustín Rossi, Miguel Ángel Pichetto, y otros legisladores nacionales,
enfáticamente y con soberbia nos viven enrostrando, al pueblo de a pie, que no
son más que adminículos de látex descartables en manos de Ella;
adminículos de lujo, vea. Ni que los hubiera diseñado Vuitton...
Eso de exhumar venenosamente atroces asesinatos perpetrados por los
montoneros y sus secuaces, por
parte de funcionarios de la República, hoy oficialistas, es la dramática
muestra de que en los preparativos de su retirada lanzan las bombas de humo de
la amenaza... cruel manera de escarbar en el dolor del Pueblo que no los
quiere, ni los acepta.
Aunque ahora sí advierto que Aníbal Fernández, senador oficial
del régimen que asuela la República, tiene razón: Es un alcahuete; por la
sencillísima razón de que trata de ocultar lo evidente. La propia retirada.
Encima con mentiras. “[...] prefiero ser alcahuete de quien votó la
mayoría del pueblo argentino...”.
¡Quién lo habrá hecho creer a este alcahuete que el 54% de los votos
válidos emitidos en las elecciones presidenciales, representan a la Mayoría del
pueblo argentino...! Que
se sepa, es la mayoría [incluso mínima si vamos al caso] de un acto comicial en
el cual vota sólo una parte del total de ciudadanos y ciudadanas, mientras
la gran población asiste con paciencia a las millonarias manifestaciones de
protesta.
© MRP
[Versión impresa, Semanario
Nueva Propuesta del viernes 30nov12]
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