jueves, 29 de noviembre de 2012

El lobo, los otros y la retirada

Por Martín Risso Patrón

«No soy alcahuete de nadie, pero si me pone a elegir prefiero ser alcahuete de quien votó la mayoría del pueblo argentino».

«...aparecen haciendo estos papelones como Augusto Timoteo Moyano, esos gestos de traidores y alcahuetes dan vergüenza ajena» 

[Senador de la república Aníbal Fernández].

Ser alcahuete 

No sé si decir que estamos en el horno con papas y todo, porque la referencia gastronómica hasta resulta simpática frente a tan trágico panorama político preelectoral. Que un político de nota [que no por méritos éticos, pero por lo menos por ocupar una banca en el Senado republicano] como Fernández, sostenga que es alcahuete, resulta en verdad una puñalada atroz y desprolija a la misma República. Si el legislador se autocalifica en general, no sabemos si lo hizo según la primera o la segunda acepción del término “alcahuete” que nos entrega la RAE. Ambas desagradables y significativas de falta de condición humana de quién porta tal calificación. Resumo la primera en el viejo y querido lunfa: Cafisho [proxeneta]; y todos sabemos que los proxenetas son una especie de los principales implicados en el delito de trata de personas. Si fuera la segunda, persona o cosa que sirve para encubrir lo que se quiere ocultar, evidencia también su intrínseca carga de ruindad humana. Sólo Aníbal conoce su condición personal para autocalificarse de alcahuete.

Como no ahorrara látigo para autoinfligirse el motete [apodo, baldón, denuesto, según la RAE] el senador kirchnerista, también se lo endilgó al dirigente sindical Hugo Antonio Moyano, y por el mismo precio, lo mismo hizo con Augusto Timoteo Vandor [1923-1969], una de las tantas víctimas de la banda de la cual Fernández se considera orgullosamente “alcahuete”.

La arrogancia de los perdidos 

Agustín Rossi, Miguel Ángel Pichetto, y otros legisladores nacionales, enfáticamente y con soberbia nos viven enrostrando, al pueblo de a pie, que no son más que adminículos de látex descartables en manos de Ella; adminículos de lujo, vea. Ni que los hubiera diseñado Vuitton...

Eso de exhumar venenosamente atroces asesinatos perpetrados por los montoneros y sus secuaces, por parte de funcionarios de la República, hoy oficialistas, es la dramática muestra de que en los preparativos de su retirada lanzan las bombas de humo de la amenaza... cruel manera de escarbar en el dolor del Pueblo que no los quiere, ni los acepta.

Aunque ahora sí advierto que Aníbal Fernández, senador oficial del régimen que asuela la República, tiene razón: Es un alcahuete; por la sencillísima razón de que trata de ocultar lo evidente. La propia retirada. Encima con mentiras. “[...] prefiero ser alcahuete de quien votó la mayoría del pueblo argentino...”.

¡Quién lo habrá hecho creer a este alcahuete que el 54% de los votos válidos emitidos en las elecciones presidenciales, representan a la Mayoría del pueblo argentino...! Que se sepa, es la mayoría [incluso mínima si vamos al caso] de un acto comicial en el cual vota sólo una parte del total de ciudadanos y ciudadanas, mientras la gran población asiste con paciencia a las millonarias manifestaciones de protesta

© MRP

[Versión impresa, Semanario Nueva Propuesta del viernes 30nov12]

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