jueves, 11 de octubre de 2012

Tu triunfo es el nuestro

Por Martín Risso Patrón

«El diputado Rodrigo Cabezas, presidente del Parlamento Latinoamericano, Capítulo Venezuela,  informó que se realizará la jornada mundial “Chávez tu triunfo será nuestra victoria”, en más de 100 capitales de países en el mundo.»
         [Artículo del periódico Correo del Orinoco - la artillería del pensamiento”, en su edición de Caracas del lunes 8 de octubre de 2012, citando una entrevista de julio del corriente año].

Un triunfo como pa’ sopar 

Así también lo dijo Cristina Fernández también, después de las elecciones venezolanas, en una frase tuitera: “Tu victoria también es la nuestra...”. Había obtenido el Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías, el domingo 7-O, una reelección más para gobernar el país sabanero y caribeño con vistas a 20 años en el poder, con el casi esotérico 54% y un poquitito más. Queda claro que, según los dichos del dirigente del Parlatino volcados en el artículo de la artillería del pensamiento de Caracas, se ha instalado “en más de 100 países del mundo” una suerte de Nueva Internacional de la que no se sabe muy bien cuáles son sus orígenes revolucionarios, a no ser que se infiera que, para la Revolución, hoy, sea menester tener las cuentas ajustadas con los mandatos del Imperio yanqui. Clarísimo. Venezuela es unos de los principales introductores de petróleo en Norteamérica, pues Estados Unidos sigue siendo el principal comprador del fósil energético venezolano, aunque Chávez ha diversificado, en los últimos 9 años la clientela, con más ventas a China y a sus aliados en Latinoamérica y el Caribe, y esto haya disminuido sus ventas al norte; no por causas de soberanía política, por cierto, si no por imposibilidad de solventar tanta demanda yanqui.

El ministro venezolano de Petróleo, Rafael Ramírez, dijo el año pasado que el país tiene la intención de mantener las exportaciones a Estados Unidos en su nivel actual: “Tenemos contratos de largo plazo que cumplimos estrictamente”, afirmó, según El Mundo, periódico digital venezolano, [perteneciente a la Cadena Capriles] editado el lunes 8 de octubre.

Por estos lares, luego de la reincorporación de YPF a las filas nacionales de la producción primaria, y encendidas las gargantas aún por las glorias al patrimonio nacional, la denostación del expolio español de la producción, y la exacerbación nacionalista sobreviniente, corriendo se fueron nuestros negociadores a colgarse de la manga de la Exxon y de la Chevron para ofrecerles, en condiciones ventajosísimas, la explotación de los fluidos nacionales.

Una Internacional cuyo ombligo es Caracas 

El citado diputado chavista Rodrigo Cabezas resaltó que la capital de Venezuela se convirtió en un espacio de encuentro para la izquierda mundial. La izquierda del espejo. Si frente al ídem levanto el brazo derecho, mi imagen me devuelve el saludo con el izquierdo, haga la prueba Doña Clota. ¿Se entiende?

Los lenguaraces del régimen [actual de la Argentina], andan ahora con la cuchara de sopar, sopando en cada evento... ¡chochos... mire vea...! El Inefable Morocho Odiador de Blancos, de envidiable retórica, maestro de la discriminación fascista, Luis D’Elía, muy culi suelto, afirmó que tras la reelección de Chávez “...no tendría que haber ningún impedimento legal para la voluntad popular”, hacia una nueva instalación de Ella en la Rosada, en el 15. Como si alguna relación lógica tuviera pretender unir la Biblia y el Calefón. Lo dijo en uno de los 100 países que, dicho sea de paso, incluyen a Siria y a Irán. O sea.

Los redactores de los mandatos de las Internacionales socialistas, las verdaderas, las históricas, se estarán revolviendo en sus gélidas sepulturas moscovitas, vea.

Si no, degustemos esto:

«Las guerras entre estados capitalistas son, en general, las consecuencias de su concurrencia en el mercado mundial (...). Si una guerra amenaza estallar, es un deber de la clase obrera de los países afectados hacer todos los esfuerzos para impedirla por todos los medios que les parezcan los más apropiados y que varían naturalmente según el estado de la lucha de clases y la situación política en general», [Resolución del Congreso de la II Internacional. Stuttgart, 1907].

La “izquierda” del despotismo ilustrado 

Los países de economía social, ni socialistas ni capitalistas, como la Argentina y como Venezuela, ambos sustentados por sendas Repúblicas constitucionales liberales con división de poderes, por hoy dependen de una suerte de déspotas ilustrados que, manipulando las constituciones, creen que ha llegado la hora del paternalismo, instrumento eficiente para hacer de todo, cualquier cosa, incluso lo que el Pueblo no quiere o desprecia, mientras se exprime la teta del Estado para una supuesta redistribución de la riqueza. Para hacer la guerra retórica como le gusta a Chávez o la guerra fáctica como le gusta a Irán, o la guerra sin ejércitos debidamente formados, y tristemente desarmados como lo apetece Fernández.

Quieren hacernos creer que hay una comunidad flotante de Estados socialistas, cuando los que lo pregonan están aposentados en los sillones que la República les presta periódicamente, separados de los jueces y de los legisladores, como debe ser, y se empecinan en que no sea, violándola serial y sistemáticamente, pretendiendo hacer creer al Pueblo que eso... es un acto revolucionario.

Cuando Venezuela se iba a las manos con Colombia, o el estado de guerra permanente de Ecuador con Perú, o también cuando nuestros Gendarmes se cargaron un teniente de Carabineros chileno por el asunto de Palena y Laguna del Desierto, podrían ser considerados los estados de beligerancia previstos por la II Internacional. Que se sepa, los soviets hicieron mutis por el foro cuando existían, antes del siglo XXI, porque las condiciones revolucionarias no existían, como no existen ahora mismo, en que se rajarían ídem. A ver Doña Clota, por enésima vez le explicaré lo que sostiene Trotsky sobre los estados de la Revolución.

Sintetizo: Los estados de la Revolución son cuatro, según Lev Davídovich Bronstein, el Gran Asesinado por el Aparato soviético [con ayuda de los yanquis]: 1] No Revolución - Las masas populares no sienten la necesidad de invertir la ecuación, pues el régimen de turno se preocupa de borrar las ansias de cambio utilizando su aparato, dándole circo con el propio dinero de la riqueza del Pueblo; 2]Contrarrevolución - El Pueblo es oprimido por el régimen que sea, con la fuerza, dado algún intento de buscar el cambio; represión [que en Argentina se potencia descaradamente al reprimirse a las fuerzas de vanguardia trotskistas, con asesinatos incluidos], control social omnímodo, etcétera; 3] Prerrevolución - En circunstancias extremas, el Pueblo comienza a generar la adrenalina suficiente para tomar las riendas del poder, aunque éste sigue muy fuertemente asido por las manos del régimen de turno; y, finalmente 4] Revolución - En condiciones ideales de equilibrio entre represión, emergencia de una dirección revolucionaria, la reserva de adrenalina suficiente, desgaste del régimen [por corrupción y desbarajustes varios] y un contexto de anomia social, el Pueblo se hace del poder inaugurando un Estado nuevo.

Advierto después de tantas relecturas de la teoría revolucionaria de Trotsky, que la Revolución se dará cuando los otros tres estados se combinen de alguna manera, creando las condiciones políticas adecuadas.

Pregunto entonces: Adivina adivinador... ¿en qué etapa de ese análisis se encuentran Argentina, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Perú, Ecuador, Irán, Siria y los 92 restantes? Aventuro mi respuesta: Argentina y los otros países americanos nombrados están mirando fijamente el alambique donde, lentamente sube la presión prerrevolucionaria ante los serios desgastes de sus respectivos regímenes que, sin ponerse colorados aplican la política del manotazo, que sirve para: Aplastar, exprimir, suprimir, corromper, manipular, transar y sustraer. Eso, porque ningún Pueblo del planeta, Doña, come vidrio. Y los 54% que usted quiera no significan nada de nada.

En otras palabras, fermenta y sublima la Revolución, por lo que estamos, en esta América, en los Estados mencionados, simplemente, y dentro del alambique, con las suficientes dosis de represión, corrupción, y opresión, como para hacer el dulce de leche revolucionario.

Entonces, ¡que no me vengan con que Hugo, Evo, Ella, Perú, Ecuador o Paraguay son  jefes y Estados revolucionarios...! Minga Piringa, Doña Clota.

La cosa es exactamente a la inversa. Por lo tanto, y según el catecismo de la II Internacional, al igual que la tesis trotskista, hay condiciones para voltear los regímenes que se adjudican ser portadores de la Revolución y no son más que las últimas articulaciones del largo, larguísimo brazo del capitalismo internacional que al efecto se pone guantes para no contaminarse con el excremento que manipula.

En fin, y casi me olvido: Hago expresa reserva de quitar a Brasil y Uruguay de cualquier intento de mescolanzarlos entre los 100 de la jornada mundial “Chávez tu triunfo será nuestra victoria”. Lo hago porque a la vista, sus gobiernos manifiestan, por lo menos, una mínima coherencia de lo que es concebir que resulta posible vivir en una República con economía social, políticamente liberal e ideológicamente progresista.

La Unión

Si hay algo que suena a gloria en el Pueblo de esta América del Sur mestiza y con vocación de libertad, es que haya síntomas de una posibilidad de Unión concreta como nunca la hubo en casi seis siglos, entendiendo que el alambique mencionado funciona.

Lo que no cuaja aquí, es ni siquiera concebir que esa Unión venga de la mano de negadores de la República imaginada por Artigas, San Martín o Bolívar. ¿Oportunistas, los regímenes actuales? Esa es la cuestión a tener en cuenta.

© MRP

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