viernes, 5 de octubre de 2012

Entre Chávez y Capriles, Venezuela se prepara para afrontar el gran desafío electoral

Hugo Chávez y Henrique Capriles, cerraron este jueves sus campañas
para las elecciones presidenciales del domingo en Venezuela.
VenezuelaHugo Chávez y Henrique Capriles se enfrentarán este domingo una de las más cruciales elecciones presidenciales en la historia de Venezuela. Ambos postulantes hicieron el cierre de sus agotadoras campañas ante expresiones multitudinarias de parte de sus seguidores. La mayoría de las principales encuestas dan ventaja a Chávez, pero dos reconocidos estudios plantean un escenario de empate técnico con oportunidad para el candidato opositor.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, afrontará el domingo su mayor desafío electoral en 14 años, cuando su polémica revolución socialista alimentada con petrodólares y un carisma incontestable se midan en las urnas a Henrique Capriles y sus promesas de más seguridad, mejor empleo y menos ideología.

Cientos de miles de seguidores de los venezolanos Hugo Chávez y Henrique Capriles, los dos hombres que se enfrentarán el domingo en unas decisivas elecciones presidenciales, colmaban las calles en los actos de cierre de sus agotadoras campañas con las que intentaron seducir a votantes en un país altamente polarizado.

Ambos candidatos han dibujado la elección como la “batalla definitiva” por el destino del polarizado país petrolero, que decidirá entre la vía socialista de no retorno que encarna el mandatario o el giro hacia una economía más amigable con el sector privado que propone el joven aspirante.

Por primera vez en Venezuela, las encuestas no arrojan un panorama claro para los electores antes de la votación. La mayoría de los principales sondeos dan ventaja a Chávez, pero dos reconocidos estudios dibujan un escenario de empate técnico con oportunidad para el candidato opositor.

Una torrencial lluvia no impidió que los seguidores de Chávez, ataviados con camisas rojas y emblemas del “corazón venezolano” que caracterizó su campaña, inundaran el jueves una amplia avenida de Caracas, en una sólida respuesta a la marcha de Capriles que abarrotó el mismo lugar el fin de semana.

Chávez, que a mediados de año se declaró curado de cáncer para dedicar todos sus recursos físicos a la campaña, apareció enfundado en una chaqueta militar bajó el intenso aguacero.

“¡Viva la lluvia, llegó la avalancha bolivariana a Caracas!”, bramó el presidente desde una enorme tarima dispuesta al final de la avenida Bolívar, en donde animó a la audiencia y cantó como ha acostumbrado a hacer en sus últimas apariciones.

“Nos estamos jugando la vida de Venezuela. En nuestras manos no se va a perder la vida de la patria”, dijo en un emotivo mensaje en el que volvió a reconocer errores de su gobierno, un giro en su discurso con el que sorprendió en el último tramo de la carrera.

Tras esperarlo durante horas, sus seguidores lo ovacionaron antes del inicio de una caravana que prevé culminar con otro discurso a pocas cuadras.

“Estamos para darle apoyo al proceso y para que todas las misiones continúen, para que todos los beneficios lleguen a todos los venezolanos como debe ser”, dijo Hungría Díaz en las calles de la capital.

Capriles

Mientras tanto, los simpatizantes de Capriles se congregaron desde temprano en la occidental ciudad de Barquisimeto para asistir a su último acto, tras un extenuante periplo que comenzó antes de unas primarias opositoras de febrero que contaron con la participación de más de 3 millones de personas.

“Tengo 19 años y al único presidente que recuerdo es a Chávez. Eso no es normal. En la democracia debe haber alternancia”, contó Juan Ramírez, vestido con los colores de la bandera venezolana, en la concentración en Barquisimeto.

En las últimas semanas, Capriles ha cambiado su discurso de reconciliación por uno más confrontacional en el que ha buscado dejar al desnudo los puntos débiles del Gobierno de Chávez, prometiendo rápidas soluciones si llega a la silla presidencial.

“Sólo nos falta ir a votar por el futuro, por una causa justa, porque la vida de cada uno de ustedes mejore”, dijo Capriles horas antes de comenzar el acto de cierre de campaña.

Un triunfo del “Comandante” le abriría las puertas para blindar y profundizar su proyecto socialista en un tercer mandato de seis años, en el que incrementará el control sobre el sector privado y continuará con las nacionalizaciones que han convertido al Estado en el principal agente de la economía.

Sin embargo, la incertidumbre y principal riesgo para el chavismo seguiría siendo la espinosa sucesión del líder bolivariano, porque el cáncer podría reaparecer en el futuro.

Un éxito del abogado opositor, en tanto, abriría un compás de incertidumbre, con todos los ojos puestos en la reacción de Chávez, quien tiene mayoría en el Parlamento y controla instituciones clave del Estado, como la petrolera estatal PDVSA, el sistema de justicia y los cuerpos de seguridad.

El “flaco”, que se define de centro-izquierda, ha prometido un enfoque pragmático al estilo brasileño, con políticas de libre mercado con fuerte acento social, al tiempo que revisará los controles de precios y de cambio, las nacionalizaciones y los polémicos acuerdos energéticos de Chávez con países aliados.

“No es una elección simplemente entre dos personas, se trata de una elección entre el futuro o el pasado”, dijo esta semana Capriles, remarcando también la importancia de los comicios para el destino del país.

Chávez asegura que su revolución redujo la pobreza, impulsó multimillonarios planes sociales en educación, salud y alimentación y visibilizó a los excluidos del país sudamericano.

Capriles replica que ese resultado es magro tras la mayor bonanza petrolera en la historia de un país que sigue azotado por una criminalidad alarmante, una inflación desbocada y constantes fallas en servicios básicos como luz y agua.

Estos comicios presidenciales serán la decimocuarta vez que los venezolanos pasan por las urnas en 14 años, una vorágine electoral que ha alimentado una frontal división entre quienes ven a Chávez como el defensor de los pobres y quienes lo acusan de ser un autócrata peligroso.

Informe: Reuters

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