Los principales dirigentes del triunfante PP, cuyo triunfo en Galecia fortalece a Mariano Rajoy (Foto: El país) |
El desplome de los socialistas en Galicia y Euskadi, donde
bajan de media más de 10 puntos en porcentaje de voto en ambos territorios,
refuerza al PP de Mariano Rajoy en el feudo gallego, al revalidar con holgura
su mayoría absoluta; da alas al frente nacionalista soberanista en el País
Vasco, en el que se integran PNV y EH Bildu, la nueva Batasuna; y abre una
crisis de resultados inciertos en la dirección nacional del PSOE.
El PP mantiene el poder en Galicia en las peores
circunstancias económicas posibles y con mayor distancia parlamentaria que hace
solo tres años, cuando recuperó el Gobierno en la Xunta por un escaño (38)
mientras que ahora logra 41 diputados, pese a tener muchos menos votos que
entonces y un punto menos de apoyo que en 2009.
El PSdG, que pierde siete escaños (de 25 a 18), no esperaba caer tan
bajo. El CIS le daba hasta seis diputados más. Los nacionalistas gallegos ganan
cuatro diputados —pasan de 12 a
16— aunque divididos en dos partidos: el BNG, que pierde su hegemonía en ese
sector del electorado, y la nueva formación del veterano Xosé Manuel Beiras (76
años) en alianza con Izquierda Unida.
En Euskadi, el nacionalismo vasco (PNV y la nueva Batasuna
de EH Bildu) consigue sumar en las primeras elecciones autonómicas de la
historia sin la amenaza terrorista casi el 60% de los votos, algo que no
ocurría desde 1990. Ambas formaciones reunirán en la Cámara de Vitoria a 48 de
los 75 diputados.
El PNV pierde apoyos y escaños respecto a 2009 (pasa de 30 a 27 y del 38,5% de
sufragios al 34,14%) pero es la fuerza más votada, nueve puntos por encima de
EH Bildu. La izquierda independentista radical, cuyo núcleo principal hace solo
un año amparaba los crímenes de ETA, vuelve a sentarse en el Parlamento vasco
con siete escaños más (hasta 21) que el mejor resultado de toda su historia
(1998).
Las fuerzas constitucionalistas de Euskadi sumaban 38
escaños, la mayoría absoluta que permitió elegir el primer lehendakari
socialista en 32 años de autonomía, y ahora pierden 12 diputados: nueve el PSE
y tres el Partido Popular. Los soberanistas casi duplican en escaños, votos y
porcentaje a los constitucionalistas.
Los socialistas se descalabran en los dos territorios
históricos con un resultado pésimo que les abre una crisis de incertidumbre
ante su propio futuro tan solo ocho meses después de que eligieran a Alfredo
Pérez Rubalcaba como nuevo líder. El tercer territorio histórico, Cataluña,
celebrará elecciones en un mes con muy pocas esperanzas para el socialismo. La
dirección socialista no se planteaba dimitir y, aceptando el mal resultado del
21-O, recordaba que de cuatro elecciones autonómicas celebradas en su mandato,
en dos de ellas (Asturias y Andalucía) habían logrado el Gobierno.
Con este veredicto de las urnas, el Ejecutivo de Mariano
Rajoy deberá gestionar, junto a la peor crisis económica conocida nunca, el
mayor reto independentista en la historia de España. PNV y EH Bildu llevan en
su programa la independencia de Euskadi como objetivo. Con el resultado
electoral del 21-O y el que vaticinan los sondeos para los próximos comicios
autonómicos del 25 de noviembre en Cataluña, esas dos comunidades, donde viven
10 millones de ciudadanos (casi la cuarta parte del total nacional), tendrán
Gobiernos dispuestos a iniciar la senda separatista.
El presidente Rajoy afronta este pulso aliviado por la
victoria lograda en Galicia. La defensa de la unidad de España con el que
terminó su último mitin en la campaña gallega marca el mensaje inequívoco que
trasladará a los independentistas vascos y catalanes desde ahora.
El líder del PNV, Iñigo Urkullu, más que probable nuevo
lehendakari, lleva en su programa electoral dos caras bien distintas. Por un
lado habla de cohabitación con el Estado español pues reivindica una mejora del
autogobierno a través del traspaso de competencias en materia de Seguridad
Social, cárceles, aeropuertos, puertos y ferrocarriles.
Pero por otro, en las 20 últimas páginas de su programa
electoral, el PNV defiende la necesidad de avanzar hacia la independencia de
Euskadi mediante la elaboración de un texto articulado que defienda el derecho
de los vascos a decidir su futuro. La nueva ley previa a la independencia de
Euskadi, según la promesa electoral del PNV, sería sometida a referendo en
2015. De llevarse a efecto, Rajoy se encontraría con el pulso soberanista vasco
en el último tramo de su actual mandato.
Informe: El País
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