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| Por Martín Risso Patrón |
Doña Clota puso “me gusta”
El efecto Mubarak, o si quiere llamarlo Efecto pirámide, se
expande. Según la particular percepción de Doña Clota, “...parece que los
piquetes se han hecho grandes... ¿vio? Con eso de la face y del tuiti y de los
mensajitos... se juntan donde quieren, cuántos quieren... y a pelarse
mariposa...”. Y tiene razón.
Estamos ante un fenómeno que día a día se generaliza... Grecia, España,
Venezuela... y aquí mismo. Si me permite, Doña, le haré un agregadito... [“...meta
nomás, Don...”], las comunicaciones que se hacen a través de esta máquina
que usted maltrata a plumerazos a veces y en la que estoy escribiendo, y del teléfono
chico, como usted le dice, son la verdadera novedad.
Lo demás, una cuestión de cantidad, “...ah... mire vea, yo pa’
juntar los changos para ir a la cancha cuando la Villa juega un partido, me
gasto enteros los zapatos. ¡Y cuántos junto!, unos veinte nomá... pero ellos,
algunos tienen el teléfono chiquito, y así me ganan, y suman hasta cincuenta...
y ni le cuento con los que van al ciber... pueden llegar a cien... Me ayudan
los changos...”. Así es Doña, imagínese juntando gente en Buenos Aires para
ir al Obelisco, sin que ningún mandamás puntero los endulce con un 100 o un
tetra...
La cuestión es que Doña Clota la tiene clara. A fácil comunicación, más
gente para la juntada. Sin tetra, ni porro, ni nada de nada. Con
Twitter, Facebook y celular, somos Gardel en esto de las convocatorias...
desordenadas, ruidosas, pero masivas y no violentas, aunque con esto hay que
tener mucho cuidado, como se verá más adelante si usted lector es tan amable de
continuar la lectura.
Golpear con la
Gran Cadena
¿A qué viene eso del Efecto Mubarak o Pirámide,
como paradigma de acontecimientos nacionales? Es que así fue: En las propias
barbas de la dictadura egipcia, facebuqueros, tuiteros y demás, convocaron a
miles a la “Mydān āt-taḥryr” [plaza de la
Liberación ], antes conocida como “Midan Ismailia” o
plaza de Ismailia, nombre éste de una importante ciudad al lado del Canal de
Suez.
Las protestas en Egipto comenzaron el 25 de enero de 2011 y se
prolongaron durante casi tres semanas. Superado por la cantidad de protestas en
los muros virtuales, Josni Mubarak, decide cortar por completo el
acceso a Internet para impedir que los manifestantes se organizaran a través de
las redes sociales. Al día siguiente, decenas de miles de personas
protestaban abiertamente ya por las calles de las principales ciudades de
Egipto. Según informaba la
Associated Press [más conocida como AP] el 27 de enero confirma
que el gobierno de Egipto ha interrumpido el servicio de Internet y se ve
obligado a "desplegar una [tropa de] élite de operaciones especiales
antiterroristas" horas antes de que una nueva ola protestas comenzara
contra el gobierno.Seabone, un proveedor de servicios de redes
virtuales, importante para Egipto, con sede en Italia, informó el viernes 28
que no había tráfico de Internet hacia adentro o fuera del país, después de las
12:30 am hora local. Lo demás, es sabido.
Dos cosas, entonces, para este párrafo: 1] Las redes sociales
propagaron la protesta en una primera fase, generando la conciencia
que, todo aquel que tuviera una computadora a mano, esté suscrito a una red
social, y esté harto, podría comentar, difundir, y generar grupos en tiempo real.
Esto, sin moverse de la silla; y, 2] Ante las amenazas del régimen de usar la
fuerza y el corte de Internet, como era previsible, y luego salir a la calle,
en tiempo real, juntos. Millones, juntos.
El 8-N, segunda llamada
Cuando el 13-S la gente salió, fue a una escala inesperada, por la
espontaneidad, la frescura, la tranquilidad y el ruido que provocó la propuesta. Detrás, los tuiteros, los
facebú y los del celular en bandolera... Primera llamada.
Ahí nomás, al alcance la mano, a algo más de un mes, llega noviembre, finales
de la Primavera
austral. A qué no saben... “...Sí pues... los changos mandando
mensajes...” apostilla La
Vieja desde detrás de la escoba, “...todos andan mandando
mensajitos y mailes y fotos en el facebú que dice 8 de noviembre a la calle y
otras cosas... ¿no?”. Y cómo se entera usted... Vea, Doña, más vale no me
conteste... sé que tiene que arriar a sus nietos del cyber de su barrio a cada
rato, para que vuelvan a la casa. ¿Segunda llamada?
El 7-D
A todo esto, Ella amenaza, amenaza y amenaza, con su
cáfila, que ese día La
Corpo ya va a ver, que se terminó lo que se daba,
que Clarín tiene los días contados... Y la Sociedad Interamericana
de Prensa [SIP] anda denunciando, y hay olor feo sobre lo que la Corte de Justicia de la República ha
dictaminado: Ese día 7 de diciembre de 2012, finalizará la medida cautelar
pedida en 2009 por el Grupo Clarín para evitar desprenderse de varias de sus
empresas en base a lo exigido por la
Ley de Servicios Audiovisuales. Sucede que la empresa
de medios debe desprenderse del que es su mayor negocio Cablevisión, que
genera el 60 % de las ganancias del al absorber a Multicanal. Según la gente de
La Corpo ,
además de respetados abogados constitucionalistas, etcétera, nada sucederá. La Rosada difundió el sábado,
durante el entretiempo de varios partidos de Fútbol para Todos, un spot que
afirma que el próximo 7 de diciembre el Estado llamará a
concurso público para adjudicar a otros las licencias de Clarín.
En apariencia, esto no tiene nada que ver con las redes, pero despacito,
despacito, como dice el tablón, se viene con la de trapo, porque no sé si
sabe Doña que entre las empresas de Clarín estáFibertel... A ver cómo le
explico: Es la cañería por donde corren los mensajes y es el
apoyo físico de las redes sociales. Entonces, si desaparece, cae la
tele, cae Internet y todo lo que se le parezca. Claro, pondrán a otros
proveedores... Vamos, Doña Clota, esos proveedores del tipo Bonafini,
Schoklender, D’Elía [este ya tiene radio y todo] y La ancianita Mal
Hablada que también maneja las suyas... Y buéh... Como dijo el
célebre filósofo nacional D. A. Maradona “La tenés adentro...”.
Pero si hay algo de eso, se olvidan del Efecto Pirámide, repito, Doña, Efecto...
en otras palabras: consecuencias, lo que viene después... ¿se entiende?
Pregúntele a Mubarak, sino.
© MRP
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