martes, 25 de septiembre de 2012

La gente salió a la calle [Papito... ¡Para qué te cuento...!]

Por Martín Risso Patrón

« ...y el día que ser clase media se convirtió en mala palabra, que estar bien vestido es reprochable, que disentir es ser golpista, que reclamar el ejercicio pleno de las libertades individuales es ser destituyente.... Ese día.... ¡¡¡LA GENTE SALIÓ A LA CALLE!!!»
           Ignota Susana en un post de Facebook [18-S-12 - 11:40]

Sociología canyengue 

Claro, el dolor se vino por lo más sensible, la yeca... Esa arteria exquisita que adorna el cuerpo sensual de la ciudad. El único espacio para liberar el alma... Lugar por donde pasea el pobre, el rico, la dama y el caballero, el niño, la niña, el viborero y la pompa; la sencilla bicicleta y el altavoz... La comparsa, el piquete, la protesta y a veces la maratón... En cierta forma, el punto Aleph que quería Borges.

A algunos les sintomatiza la paranoia cuando ven junta en la calle a la gente que no es del mismo pelo o marca; lo mismo que la tropa para el tropero, ¿vio? Y si de política se trata, y en los tiempos que corren... [Estamos en las preliminares de las legislativas del 13 siendo eso un punto sensible para las cosquillas, Doña...].

Resulta que, desde hace unos 9 añetes, la yeca pareciera haber dejado de pertenecer al universo ciudadano, pasando a manos privadas. Uno, dos, tres piquetes por acá... El corte en hora pico por allá y su repetición los jueves o los viernes... El cuchillazo, el tiroteo... la entradera y la salidera cotidianas con el asalto y manoseo a mansalva y sin horarios... Privatización del espacio y el tiempo de convivir de todos los ciudadanos y ciudadanas.

Cuando sonó La Hora, esa que les suena a los que hartos de aguantar y aguantar y aguantar, y salen juntos a levantar el puño y la voz y el cartel y la Bandera, el síntoma los puso pálidos a los privatizadores de la yeca. “¡Cómo...! ¡Mirá...! ¡Si siempre mandamos nosotros...! A éstos les falta la capucha, la remera hedionda, el tetra y el porrín... ¡Tienen corbata de laburante y cartera de ir al mercado...! No traen la goma de quemar ni han roto nada... ¡Mirá! Se les ve la cara y todo... ¡Hay chiquitos que aplauden...!”. “Estos son peligrosos. Te quieren voltear, Cristina... ¡Convoquemos a los dueños de la calle y hagamos la contramarcha!”. 

Así, en un lugar concreto como es la calle, se nos aparece, nítido, el tajo con que se ha partido a la sociedad de la inclusiónIncluyendo, se ha logrado excluir. El laburante, desplazado por el lumpen; el feliz, perseguido hasta la muerte por el idiotizado cultor de la violencia; el sencillo propietario de un cuadro de tierra con promesa de hogar, por el okupa inmisericorde y patotero; el aire puro, por la hediondez de la goma quemada y el humo de los porros y las pipas... Un tajo profundo, sangriento, que no tiene fin, que le han hecho a la sociedad. Tan grande, que les permite afirmar lo más truchos que lo sano es, en realidad, lo enfermo. Doña Carlotto, doctora honoris causa, se espanta porque la protesta fue limpia, como limpia su gente en cuerpo y en alma. ¡Y lo afirma desde sus ropas de confección y sus peinados platinados que bien le quedan... y sus joyas que nada tienen de piqueteras! Mientras la Otra, la soez viejecita, innombrable cultivadora del insulto, el latrocinio y la amargura, Doña Hebe Pastor... [Esa, Doña Clota... la Bonafini], entre puteadas dijo que le da asco la gente esa... ¡justo la que le tiene asco a sus malas costumbres...! Y ni hablar del joven talentoso que es jefe del Gabinete de Ella. Se largó, como ya es costumbre, a criticar al periodismo, y mezcló la Biblia y el Calefón con Miami y las manifestaciones populares, al abuelo de Kicillof y a su padre jubilado montonero con deudas impagas. En fin. Que la gente se está hartando, eso ya nadie lo niega. Que el espacio de construcción común que es la calle sufre una crisis de propiedad, tampoco. Pero lo que urgentemente hay que poner en duda es el estado de salud de la inteligencia política de los gobernantes y sus punteros.

De la psicología mistonga 

El rodeo neurótico que incluye la autosatisfacción, el autoelogio, el autobombo, la autointerpretación, el auténtico círculo vicioso de escribirse, leerse, responderse y alquilarse la conciencia, la moral y la ética estafándose a sí mismo teniendo como interlocutor sólo al espejo, es un síntoma de que algo no funciona.

Lo peor, es que tanto discurso sin retorno lleva a la compulsiva conducta de descalificar a cualquiera que esté fuera de ese círculo aislante autoimpuesto, por el simple hecho de que cualquier disonancia sonará a trueno, chirrido o bocinazo estridente, y eso molesta y no deja dormir. Entonces, ahí comienza la contradicción: Resulta que la inclusión sólo se concreta excluyendo al disonante; la propiedad del espacio público no es pública porque debe estar ocupada por la deformada imagen que les devuelve el espejo: Esa atroz mescolanza de lumpen, de violentos, de descarados okupas. Algunos ejemplos: 1] A bomberos voluntarios que salen a apagar un incendio les roban las mangueras... 2] A una directora de escuela la sitian en su despacho a pedradas, lesionándola, mientras saquean su escuela... 3] La seguridad ministerial republicana y montonera ha sumariado a los tiras que en un procedimiento dejaron que se mojen con la lluvia los escruches detenidos... mientras ellos también se mojaban... 4] Los okupas de Valdivia se autodenominan excluidos sociales... ¡Si las barbas hasta a Cristo se las han afeitao...!

No hay vueltas que darle, Doña, no hay ley que valga. Ni ley de propiedad, ni ley de educación, ni ley de Murphy, vea lo que le digo... ¡No hay Constitución!

La sociología en serio 

Releyendo a Émile Durkheim, refrescamos que la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad, se llama anomia [literalmente, ausencia total de normas]. El viejo y querido sociólogo afirma que la anomia es un colapso de gobernabilidad por no poder controlar esta emergente situación de alienación experimentada por un individuo o una subcultura. En consecuencia, algunos comportamientos individuales, colectivamente se convierten en antisociales. A ver si me entiende Doña Clota: El excluido del progre nac&pop, se siente incluido, excluyendo a la sociedad. Y a pelarse.

Así nos explicamos que, cuando la gente como uno [la que labura, la que se levanta todas las mañanas para enseñar, vender, curar, tomar un colectivo, intentar vivir feliz...], se harta del agravio, de la bofetada, del latrocinio, del escupitajo, de la bala y el obsceno manoseo diario, de la prepotencia y el patotaje, sale a la calle y convierte en chatarra su vajilla que más suena a campana de palo... deberá ser humillada por los detentadores del Poder en nombre de la inclusión social. La clase laburante y media, metida bajo la alfombra...

Así lo dijo la ignota Susana facebuquera: “Ser clase media se convirtió en mala palabra, estar bien vestido es reprochable, disentir es ser golpista, reclamar el ejercicio pleno de las libertades individuales es ser destituyente...”. Eso, desde la vieja y querida sociología mistonga. ¿Y quiere que le de una versión de la académica? Aquí va:

Es importante establecer claramente cuáles son los sectores que NUNCA estarán a favor de un modelo de inclusión y de soberanía nacional. Son las grandes empresas transnacionales, especialmente las vinculadas a la exportación de materias primas y que, para colmo, depredan nuestros bienes comunes. En Argentina se llaman (entre otras) Barrick Gold, Monsanto, Chevron, a las que este gobierno concede injustificables beneficios. Un auténtico modelo nacional y popular incluye y no excluye, expande y no limita, clarifica y no confunde...” [Graciela Cousinet, Decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo].

En fin. Mientras Ella discute con el espejo lo mala que es la clase de la Gente Como Uno [bien cerradas las ventanas para que no entre el chirrido o trueno de la protesta,  y su claque la sigue, y le dan las razones de la sinrazón en la cadena de la obsecuencia], el presidente uruguayo se lesionó la nariz arreglándole el techo a un vecino de su casa en medio del temporal...

© MRP 

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