Por Martín Risso Patrón |
«El riesgo de que la gente viva más de lo esperado constituye una amenaza para la sostenibilidad de las finanzas públicas... »
Conclusión del Fondo Monetario Internacional, dirigido por Christine
Lagarde.
Humanismo capitalista
Doña Clota me mira sospechosamente seria, mientras se afana por sacar
una caca de pajarito que decora el cuello de una camisa que está colgada en la
soga de colgar, seca ya por el sol de este domingo de fin de invierno. Y me
lanzó la púa: “Tamo’ hasta el cogote los viejos, ¿no? De qué miesca ha
servido que vivamos tanto...”.
Resulta que la Vieja ,
que husmea el diario antes que yo, leyó esta mañana lo que precisamente leo en
estos momentos, en la página 29 de cotidiano local El Tribuno de este domingo
26 de agosto: “Según el FMI, el riesgo de que la gente viva más de
lo esperado significará un costo adicional de 25 por ciento”. Salta a
la vista el parrafito destacado por la nota bajo la figura soberbia de gallina
desplumada de la virreina del Capital, Doña Christine Lagarde,
decimoséptima mujer más poderosa del mundo según la revista Forbes, árbitro de
la vidriera de la Gente
Como Uno, que la tiene a su vez a Ella en el
podio de las power women, lugar 16, dos más abajo que Lady Gaga.
Esto como chisme nomás. Ahí tomo la posta y le prometo a Doña Clota que
escribiré sobre el tema.
Las contradicciones que confirman certezas
Resulta que, como logro del capitalismo, se esgrimió a lo largo de la
segunda mitad del siglo XX desde los estrados académicos y las columnas de
analistas económicos, la conquista del bienestar humano materializada en mejor
salud, más longevidad y mayor respeto por los de la Tercera Edad. Claro,
si veníamos de un siglo XIX que se distinguió por un promedio de edad mundial
de menos de 50 años [guerras, plagas, enfermedades incurables...], que
constituyó un verdadero desafío a la ciencia y al desarrollo tecnológico. Así
fue que, capital mediante, los países centrales luego de las devastadoras
Guerras del XX, la I
y la II , lograron
duplicar nominalmente esa tasa de supervivencia. Por supuesto que no debemos
olvidar que los países africanos y sudamericanos, por lejos permanecieron en la
pobreza, la dependencia, pero con viejos más viejos.
Entonces, la ecuación sería: mayor desarrollo tecnológico y científico
lleva a mejorar estándares de salud, por lo tanto más nacimientos, que llevan a
su vez a generar mayor consumo, que también mueve la producción, etcétera...
Pero resulta que parece ser que Malthus no ha muerto, al menos en estos
análisis actuales que entraron a desesperar a la brillante abogada 11ª de
Forbes.
Tanto se desarrolló el capitalismo, dicen los capitalistas, que,
vencida la Muerte
por efecto de la tecnología médica y las ingenierías de gestión en salud
pública, hubo de tener la Humanidad
más jóvenes y más viejos, pero sin importar que el hambre se multiplicara del
otro lado del espejo. O sea: Más población mundial, pero menos capacidad de
solventar necesidades. ¡Mentira!
Es absurdo pretender sacar una conclusión de premisas absolutamente
falsas. Porqué. Sencillamente, porque el dueño de la máquina de hacer
Desarrollo humano no le ha puesto el chip para inventar Solidaridad. Entonces,
se ufana por prodigar salud y longevidad y natalidad, en un mundo que se sirve
del esfuerzo humano para mantener su máquina en producción, pero sin distribuir
más bienestar que aparatos que paran la diarrea, o higiene doméstica o planes
de gestión de “desarrollo regional” [léasepaíses subdesarrollados]
fundados en la maquila del trabajo hormiga, y no distribuyendo lo que
produce su desarrollo científico y tecnológico: la riqueza. Así
lo decía Don Marss... acota una Doña Clota cuasi-doctoral espiando la
pantalla, y con un dejo descalificatorio para quien esto escribe. Pero no
importa. Tiene razón, y qué. Esa es la mama de las contradicciones, entonces:
Producir desarrollo, produciendo hambre y dependencia.
Como el Ambiente, mediante la tecnología se agota, la Pacha clama por supervivir,
minga de bosques, yacarés, tatú carreta, dragones de Komodo, pollos que sepan
lo que es un gallinero, ballenas jorobadas, desequilibrio de pH en las aguas,
el “desarrollo” lagardiano de rebote nomás, de rebote, da más plazo para
permanecer en este mundo a más gente, pero con más hambre,
porque justamente la riqueza no se negocia. Y ahí nomás Doña, se
advierte la lucidez de la expresión “...el riesgo
de que la gente viva más...” premisa que sostiene la segunda tan
dramática, tan trágica y guaranga como ella misma: “...constituye una
amenaza para la sustentabilidad financiera...”. En el horno.
Han tirado una pelota y no la pueden parar: La longevidad aumentará,
según sus cálculos [los del FMI y la Brillante Forbes ]
un 71% hacia el final de la primera mitad de este XXI ciclo centenario. Obvio,
voto a Malthus, que aumentará el hambre... ¿Sabe porqué? Porque sencillamente
la riqueza irá quedando en menos manos, acumulada en los cajones de los
productores de Desarrollo humano, voraces predadores ambientales generadores de
más guerras, de más hambre, de más consumo chatarra... De más vida...
carcajada esta última, que suena como las mismas mandíbulas de la Muerte.
Entonces, los veteranos y veteranas de la Tercera , nos vamos al descenso directo... Más
viejos, pero más incómodos y más despreciables... ¡A la Cuarta ! Sin
olvidar que para poder llegar a la
Cuarta , al menos los que vienen detrás, tendrán que trabajar
más para jubilarse. Porque la propuesta remedial de la Gallina Suprema consiste
en mantener una fuerza laboral activa con gente de más edad; así, logra dos
cosas: 1] Que los viejos paguen el mendrugo para llevar a la boca sin que los
ranqueados en Forbes saquen un céntimo de sus faltriqueras, y 2] sostener las
finanzas públicas administradas por el Capital; no por las Democracias,
claro.
© MRP
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