Por Javier Luifa
Mientras en el ámbito nacional los expertos del cristinismo
buscan una rendija para ver cómo le birlan a la oposición la posibilidad de que
obstaculice el sueño de la re-reelección de Cristina Fernández de Kirchner, ante
un eventual cambio en los números legislativos en 2013 que perjudiquen al
oficialismo, en las provincias no son pocos los que se tienen fe como para
largarse a una nueva embestida en sus territorios, muchos de ellos,
institucional, social y económicamente decaídos.
Así, por lo menos, parecen ser los sueños de Jorge
Capitanich, en el Chaco; José Luis Gioja, en San Juan, o Francisco “Paco”
Pérez, en Mendoza, entre otros varios más. En Salta, Juan Manuel Urtubey
también ha comenzado a pergeñar lo que se diría una nueva aventura
re-reeleccionista.
Cada vez más caído del esquema nacional, los sueños
presidenciales (o vicepresidenciales) del joven mandatario salteño parecen, hoy
por hoy, alejados de la escenografía política del país. Ni los intentos de su
exasesor, Alberto Fernández, ni los acercamientos con algunos líderes
presidenciables, como Daniel Scioli, por ejemplo, han podido articular algún
movimiento que posicione a Urtubey en un esquema nacional mínimamente
interesante. Y el 2013 ya se acerca a pasos agigantados.
En ninguna de las últimas encuestas del ámbito nacional
figura el gobernador salteño como sucedió hasta el año pasado, por ejemplo. Por
eso es que Urtubey tendría ya decidido encarar, otra vez, la lucha en la
provincia.
No le será fácil. Para llegar a 2015, Urtubey (tanto como
Cristina en el plano nacional) necesita pasar el 2013.
No parecen halagüeñas las perspectivas para CFK de atravesar
con facilidad las elecciones legislativas del año próximo. Cristina necesita entre
40 y 50 por ciento de los votos para lograr los dos tercios de los miembros del
Congreso que le permitan reformar la Constitución Nacional
para incluir una cláusula que le abra la puerta a otro mandato. Como van las
cosas, las legislativas parecen ser una pesadilla para el cristinismo cuyo
futuro legislativo parece inevitablemente ligado a la tambaleante economía y a
la creciente inseguridad.
Urtubey, en cambio, cuenta con los votos suficientes en
ambas cámaras y, por ahora, una impensada derrota legislativa en 2013 no le
evitaría poder reformar la Constitución Provincial para acceder a un tercer
mandato.
Pero el problema es que la Carta Magna salteña ya tiene
tres reformas en lo que va de la recuperada democracia. La primera fue en 1986,
la segunda en 1998 (que permitió la reelección de Romero) y la última fue en
2003 (en la que participó Urtubey como convencional del romerismo), para consentirle
un tercer mandato a Juan Carlos Romero.
Urtubey, dicen, no puede darse el lujo de pretender otra
reforma. Si lo hace, corre el riesgo de ser derrotado en una eventual elección
de constituyentes para modificar la Constitución local. No es seguro que los salteños
toleren otra reforma. Por el contrario, parecen más bien hartos de tanto
toqueteo.
Lo que sí puede hacer Urtubey, dicen sus principales
operadores, es buscar, como hizo Romero en su momento, una interpretación de la Carta Magna que le abra las
puertas a un tercer mandato.
En efecto, el artículo 140 de la Constitución
Provincial dice que el gobernador y el vice “duran en sus
funciones cuatro años y no pueden ser elegidos más de dos veces consecutivas”. Los
sectores no oficialistas dan por sentado que la norma establece dos mandatos,
pero en el urtubeycismo entienden que, en realidad, ese artículo habla “hasta
de tres mandatos”.
El análisis se asienta en los términos “dos veces
consecutivas”. El común de los mortales cree que se refieren al primer mandato
y al segundo. Pero los urtubeycistas aseguran que “una vez consecutiva” al
primer mandato (2007), es una gestión más (2011) que es la que cumple hoy
Urtubey. Y que la “segunda vez consecutiva”, es a la que puede acceder en 2015.
Tres mandatos.
Parece forzado pero esta posibilidad es estudiada para
eludir la engorrosa reforma constitucional. Los operadores de Urtubey ya han
comenzado a hablar de su reelección pero se cuidan mucho de referirse a
eventuales reformas. “Por algo es ese silencio”, dice un constitucionalista que
colabora con uno de los principales dirigentes opositores. Y agrega: “Saldrán a
decir que Urtubey tiene habilitado un tercer mandato”.
Si hay algún obstráculo, el mecanismo a utilizar será una
interpretación de ese artículo 140 por parte de la Corte de Justicia local. El
tema es si el cuerpo se animará a forzar de este modo una probable reelección. Una
negativa de la Corte ,
acabaría con el anhelo urtubeycista salvo que, de todos modos, se insista en
convocar a una reforma que, como se dijo, puede convertirse en una derrota más
cercana que cualquier elección legislativa ya que los convencionales para
modificar la Carta Magna
deben ser votados por los ciudadanos salteños, como establece el artículo 184.
Panorama hacia 2015
De todos modos, cualesquiera de las estrategias deberá tener
el respaldo de los ciudadanos, y eso es hoy una posibilidad que no parece serle
del todo grata al gobernador Urtubey, no ya en términos electorales sino en
conformidad de la sociedad que cada vez más, cuestiona la gestión provincial.
Los problemas por los que atraviesa su gobierno, a casi siete meses de haber
iniciado su segundo período, parecen ir camino a extenderse sin límites, salvo,
claro está, un golpe de timón que hoy el mandatario no parece dispuesto a dar.
Los problemas son cotidianos: creciente inseguridad y alto
porcentaje de crímenes y violencia de género (Salta es la provincia con mayor
índice de femicidios); lentitud de los trámites judiciales que mantienen en la
impunidad todos esos graves hechos; salud pública en estado deplorable,
denunciado día a día en el marco de irreparables pérdidas humanas, además de la
carencia de insumos y medicamentos y situaciones laborales de los profesionales
del área en permanente crisis; salarios que, si bien han sido convenidos con
frentes gremiales afines al Gobierno, no son compartidos por la mayoría de los
empleados públicos. En ese sentido, la docencia aparece como la más perjudicada
y pronta a entrar de nuevo en conflicto con el Gobierno.
Al frente, en la oposición, de todos modos, Urtubey tiene
poco. El 2013 parece presentarse de manera llana en términos electorales. Las
legislativas provinciales no aparecen como problemáticas. Sí pueden resultarle
conflictivos los comicios legislativos nacionales y municipales.
En el primer caso, sus candidatos deberán vérselas con los
de Juan Carlos Romero que, hasta ahora, sigue siendo un ‘peso pesado’ como
postulante a cualquier cargo. Romero ya dijo que irá por su reelección como
senador nacional. Lo hará en compañía de Sonia Escudero quien ostenta una muy
buena imagen, sobre todo, en el interior de la provincia. Además, Romero
también sueña con regresar en 2015.
Desde el radicalismo, que en 2011 pudo sacarle el cuarto
diputado nacional que en el Gobierno creían seguro, no hay demasiadas fuerzas
para concretar una esquema electoral que haga alguna sombra en las legislativas
nacionales. Sus propios problemas intestinos obstaculizan, por ahora, las
ambiciones del viejo partido. Lo que no indica que no pueda haber una
recuperación hasta el año que viene. Pero…
En las municipales, Miguel Isa puede salir fortalecido si
logra que sus candidatos a concejales logren una buena performance. Habrá que
ver si esa fuerza le será útil al actual intendente para trabajar en pos de una
eventual candidatura a la
Gobernación que lo enfrentará, inevitablemente, a Urtubey en
2015. O si irá por un cuarto mandato como jefe comunal, lo que sus principales
operadores no le recomiendan.
Urtubey está allí, analizando. Ya parece de seguro que no
irá por los horizontes nacionales. La provincia parece ajustarse más a su talle
si es que logra, por supuesto, abrir alguna posibilidad legal de un tercer
mandato. Si esa posibilidad se le da, sólo le quedará observar cómo se irán
acomodando los tiempos y perfiles que ya comienzan a asomar…
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