Por Martín Risso Patrón |
“...La toma de los colegios por parte de los alumnos [para hacerse con la administración de un bar] es un triunfo de la democracia...”;“...La mayoría de los jóvenes son optimistas...”.
“...Algunos docentes, aunque ganaran 10 mil pesos seguirían con prácticas antiguas de protesta... Moderen las demandas...”.
Licenciado en Historia Alberto Sileoni, ministro de Educación de la República.
Si soy así, qué voy a hacer...
La sola mención de los dichos del ministro educativo, relevan de la
necesidad de cualquier comentario. Pero, como me tilda Doña Clota, colgándome
la gallina de opinólogo vocacional con que me “distingue”,
estoy destinado, vea, a repetirme, y a cultivar la contumacia de querer hacer
escuchar las campanas de palo. Además, me aprovecho del flanco que me ofrece el
licenciado Sileoni, porque está a punto de caramelo, para culminación de mi
análisis.
Así que mal que le pese a la
Vieja , dedico las siguientes líneas a reflexionar sobre
algunas cosas de la
Democracia , entre ellas, la Educación , y ahí, al
lado nomás, la patoteada que está sufriendo nuestra Constitución nacional.
De la solidez republicana
El estado sólido [RAE - 3. adj. Asentado, establecido con
razones fundamentales y verdaderas] para que nos entendamos, hablantes de
la madre Lengua castellana, identifica no sólo a los cuerpos físicos, entre
otros modos de ser, sino también a cualquier estructura, incluyendo a las
sociedades particulares, siempre que cumplan, claro está, con aquellas “razones
fundamentales y verdaderas”. De modo que no es tan atrevido o apresurado
afirmar que un Estado, políticamente hablando, si encuentra en la Democracia la razón
fundamental y verdadera para su existencia, es sólido, no sólo por su estado,
sino porque es un Estado democrático. Y si es republicano, mejor. La Democracia , a
su vez, se construye sólida en la
República , siempre que ésta sea una razón fundamental y
verdadera para sostenerla. Esto último responde a los principios de cohesión,
coherencia y congruencia.
Siendo una de las formas institucionalmente más racionales, la República , con su
representatividad, su división de poderes, su simplicidad de principios, es
sinónimo de solidez social. La cuestión es ponderar un criterio para poder
determinar cuánto de sólida es una República concreta, porque, como diría
Popper, nada está dicho definitivamente; todo es susceptible de revisión.
Entonces debo suponer que una República, en su concreción histórica, si bien
constituye un principio precursor de la Democracia , y a la vez fin y desiderátum,
es posible que no responda al principio de solidez planteado como supuesto. En
otros términos: La solidez republicana podrá ser fuerte, o, al no contar con
elementos óptimamente cohesionados, débil.
En nuestro caso, veamos cuánto de solidez tiene nuestra forma política
histórica, a la que nominamos en nuestra Carta convencional, desde 1853 hasta
el presente, como República representativa, republicana y federal,
y por lo tanto, cuán sólida la
Democracia , su fundamento y verdad.
El Estado y el Gobierno
Para empezar, sostengo que hay una tremenda confusión cuando se dice
que la presidente de la
República Argentina es jefa de Estado; sostengo que ella es
jefa de Gobierno. Como el Estado argentino es republicano, con división de
poderes públicos, en la que al Ejecutivo le toca administrar la hacienda
pública, los modos de convivir, y tal, al funcionario elegido por las urnas
como Presidente, le toca gobernar, o sea, dirigir al país, en el área de su
competencia. Si fuera jefe de Estado, simbólicamente detentaría la majestad de
los reyes; cosa imposible para una república. Así, en España, el rey, es Jefe
de Estado, mientras el presidente es el jefe de Gobierno, lo mismo que la
monarca de Inglaterra es jefa del Estado de la Gran Bretaña ,
teniendo varios jefes de Gobierno, según sea la Nación que le toque
gobernar a cada uno: Primer Ministro, en Inglaterra, con injerencia en Gales
[que tiene su Ministro principal] y Escocia. En ambos ejemplos, se trata de
monarquías parlamentarias. Ellano es jefa de ningún Estado; es jefa
de Gobierno, y a eso tiene que dedicarse. Punto para este punto.
La vergüenza de la
Educación
Sileoni no hace más que desenmascarar la caradurez de este gobierno
nacional. Tiene a su cargo la más vapuleada de las áreas de la
administración, y sus dichos no hacen más que confirmar el gélido desierto
en que se ha convertido la sociedad argentina. Veamos: Desde la seguridad
pública, muchos opinólogos [entre los que no me cuento], caen siempre en la
simpleza de adjudicar a la
Educación la responsabilidad por lo que sucede; con más
educación, menos violencia... mejor educación para
las fuerzas de seguridad... la delincuencia se nutre de los
desertores del sistema educativo... tanta deserción escolar lleva
al delito... ¡obviedades que no hacen más que ignorar el verdadero
origen del problema, definiéndolo por sus resultados! Mientras, los
que debieran trabajar por la
Educación , que son usted, ministro, y sus punteros, hacen y
deshacen todo lo posible para convertirnos en un Pueblo sometido a sus propios
intereses políticos.
La verdadera gravedad de que uno de cada cuatro alumnos en el
país no egrese del secundario [cantidad que parece mínima pero es
escandalosa a escala nacional], está en el sistema educativo, que no es capaz
de retenerlo; y aquí va la primera devolución a usted, Lic. Sileoni, su
exabrupto acerca de que la toma de un Colegio es un triunfo de la Democracia , constituye
el primer empujón para que aquellos de los que se sabe que son personas sanas
moral y éticamente, tiren por la borda su propia voluntad de estudiar, agredan
a sus Profesores, y al mismo sistema que usted tiene el deber, por su cargo, de
hacer respetar, perdiendo su moral y su ética, por supuesto. No sea demagogo.
Usted sospecha que son buenos, y por eso decide hacerlos pelota.
Otra cosa, Sileoni: Esos jóvenes no son optimistas, como
usted afirma de la manera más liviana desde su investidura. Con cada acto
violento que protagonizan en su Colegio, no hacen más que cargar su
mochila de odios, desazón y motivos para perder sus objetivos. ¿No es usted
capaz de cruzar datos estadísticos? ¿Aquellos por ejemplo que nos dicen de la
tasa creciente de suicidios adolescentes, con los que nos informan de la
pérdida de objetivos de estudio [las “tasas de fracaso escolar”]? y le digo
algo muy simple, no se trata nada más que de estudiar con libros y cuadernos
con un lápiz, una regla y un compás y eso sí, mediante un buen diálogo
con sus docentes... Eso no es optimismo, ministro... La vergüenza es,
precisamente que usted lo diga muy suelto de cuerpo.
Ya que estoy metido con los jóvenes, le recuerdo que su gobierno
propone el voto desde los 16 años de edad. ¿Conoce usted por ventura que la
desazón de la mayoría nuestros jóvenes llega a límites intolerables, tanto que
ni siquiera compran sus demagógicas expresiones para congraciarse con ellos, y
si lo hacen sólo es para impulsarse más al vacío existencial que usted les
propone? Pero ministro, lo sé... ¡son dos millones más de votos para su buche!
¿no? Si quieren votantes, primero desactiven en los Colegios toda conducta
antidemocrática como son las de destruir, ensuciar, putear a los profesores y
trabajadores... y estimulen el conocimiento de lo que es la vida republicana,
el respeto social, el buen hablar y el buen escribir... ¡las ganas de trabajar!
Además, dado que mencioné el trabajo, déjese de jorobar a los docentes
cuando protestan ejerciendo su legítimo derecho a la huelga diciéndoles que
moderen sus protestas, que son formas antiguas de expresarse... ¿Qué quiere
usted? Creo que en su propio proyecto antidemocrático no existe otra respuesta
que la de honrar la memoria de Gramsci: Destruir todo
lo destructible. La
Educación , principalmente.
Ya sé, lo sé muy bien: Netbooks para todos y todas...
Pero, ¿sabe que ya se ha creado el negocio de desactivación de claves de
protección de software para que esos aparatitos sirvan para
cualquier cosa, menos para estudiar como Dios manda?
Dijo Hugo Biolcati que la Constitución nacional cayó en desuso.
Tamaña definición me produjo espanto, no porque la expresara el ruralista, sino
porque es verdad. La
República tiene hecho pedazos su escudo de defensa, en manos
de esta administración ejecutiva, mandataria nuestra, empleada del Pueblo,
principalmente su área. En fin.
Así como Sileoni, cada cual de los miembros del gabinete de ministros
nacionales, dicen y hacen las mismas atrocidades. Basta recordar los dichos de
Kicillof, de Aníbal cuando era ministro, de Moreno... De la misma Ella que
quiere satirizar la tragedia de este helado desierto... Esas atrocidades
constituyen, precisamente la grieta abierta en el costado de la República. La
República tiene su solidez en riesgo.
¿Se puede aguantar ahora que violadores, asesinos de mujeres, ladrones
de toda estofa, estén en los actos políticos del oficialismo haciendo de
punteros camporistas? Una bofetada al Pueblo.
Cruje la República ,
y con ella la
Democracia. Lo peor, es que la están socavando a sabiendas.
Ni intentaré buscar una explicación, pues quedan expuestos en sus dichos y en
sus hechos quienes la están volcando. Saben que lo que hoy es sólo un
rumor facebuquero preanuncia grandes expresiones populares, no del tipo
cacerolazos o piqueterazos varios, sino la silente bronca del no va más...
del se acabó. Parece que quieren llevarnos de prepo al extremismo
golpista, y clamo desde aquí que no compremos eso.
Como telón de fondo de tanta anarcocholulería, lo grave es que,
desguazada la
Constitución , ya están montando ese engendro
estalinista-castrista de la carta que sustente una asamblea nacional [ergo, su
propio partido, que no es el Peronista, sentado en las bancas
legislativas], el Unicato por lo tanto, y la conculcación de los derechos
consagrados en el artículo 14b de nuestra Carta actual, y de toda garantía
republicana [leer los dichos de D’Elía al respecto].
Mientras, abonan el terreno, justificando que tanta violencia,
inseguridad y delincuencia suelta, se deben sólo a una sensación, e impulsan al
ser violento que duerme en la naturaleza humana, aniquilando lo único que es
capaz de mantenerlo sometido, que es el conjunto de valores como el
trabajo, la Educación ,
la Justicia
como práctica social y el respeto por sí mismo de cada uno de los
integrantes de esta sociedad que, por hoy, comienza a cruzar el gélido desierto
que es umbral de la gris monotonía de la Dictadura.
© MRP
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