Por Jorge Altamira (*) |
Para imponer su versión de los hechos, estos energúmenos de
las estadísticas, no vacilaron incluso en desencadenar una cruzada antisindical
contra ATE, cuyos trabajadores se habían convertido en molestos testigos de sus
falsedades. El fraude que han venido perpetrando se ha inspirado, además, en el
más patriótico de los motivos, como es el de evitar que los acreedores de la
deuda pública en pesos se aprovecharan de la cláusula de ajuste llamada CER,
contra los más altos intereses del Estado nacional. Es cierto que con el
tiempo, es forzoso admitirlo, nuestros próceres de pasillo lograron transferir
los perjuicios que ocasionaban con su trapisonda con el índice a la Anses –o sea a los
trabajadores que aportan para jubilarse– a la que enchufaron la mayor parte de
los títulos del Estado que deben ajustarse por inflación.
¿Pero qué si el dúo ha terminado haciendo escuela allende
los mares, en lugar de recibir la execración universal? Preocupado en racionar
el ingreso de importaciones, la oficina de propaganda de Moreno dejó pasar la
noticia de que Gran Bretaña, nada menos, se apresta a copiar su metodología,
sin pagar, como piratas que son, el ‘copyright’ correspondiente. En efecto, de
acuerdo a un suplemento del Financial Times (4.6), “Los cambios que se proponen
al cálculo de los datos de inflación podrían ‘arruinar’ el mercado ajustable de
deuda pública, de 338 mil millones de libras esterlinas, y dejar a los inversores
alimentando pérdidas pesadas”. ¿Algún parecido con los ajetreos de nuestras
costas? No solamente. “Las propuestas reducirían las obligaciones de la mayoría
de los esquemas de pensión privados al erosionar los ingresos por jubilación de
sus miembros”. Lo que a Moreno le llevó dos movimientos, fraudar el CER y luego
transferir los títulos en pesos a la
Anses , los ingleses lo hacen en uno. Pero Moreno es más
servicial con los inversores, que en Argentina se desprendieron de los títulos
en moneda nacional, en tanto que en Gran Bretaña deberían sufrir el nuevo
índice desvalorizado.
La similitud del fraude llama la atención, aunque los
ingleses lo ejecutan con menor grosería. En relación a lo primero, el FT
informa que “Los cambios que están siendo discutidos pretenden eliminar las
causas ‘injustificadas’ de la persistente diferencia entre la inflación medida
por el índice de precios minoristas (RPI) y el normalmente inferior índice de
costo de vida (IPC), achicando la cuña entre ambos mediante la alteración del
cálculo del RPI (…) En los últimos veinte años, el RPI ha promediado 70 puntos
básicos por arriba del IPC (…). El IPC autoriza la sustitución por mercaderías
más baratas cuando los precios suben”. ¡Moreno típico, al ciento por ciento, y
todavía lo presentan como la barbarie versus la civilización! Alan Clarke, un
economista del Scotiabank, citado por FT, asegura que esto reducirá el índice
de costo de vida en 90 puntos básicos por año si fuera aplicado a todos los
bienes y servicios. Exactísimo lo que hace Moreno, centésimo por centésimo.
Este resultado, para Clarke, haría las delicias del secretario del Tesoro
británico, “porque reduciría la carga de intereses del stock de deuda ajustada
a la inflación”.
Aquí tenemos, entonces, la madre del borrego: la quiebra de
las finanzas públicas, que acá y acullá fuerza a los estados a operar un defol
o cesación de pagos parcial de la deuda pública, pero en especial desvalorizar
los ahorros acumulados para la obtención de una jubilación. Es precisamente lo
que lleva a un `inversionista´ a amenazar que “la erradicación del diferencial
(entre los dos índices) equivaldría a un evento de defol”, lo que en la jerga
financiera significa pedir la quiebra del deudor –en este caso el propio
Estado.
Los devaneos sobre los índices de precios minoristas en Gran
Bretaña demuestran que el Willie Brown, que controla las estadísticas en
Argentina, no es para nada un producto criollo, sino un resultado de la
cesación de pagos nacional y popular y de la bancarrota del capitalismo mundial.
El gran interrogante que emerge de aquí es: ¿por qué dejar que la expropiación
de capitales y de ingresos la ejecuten los expropiadores capitalistas o sus
lacayos, para salvar un sistema que naugraga, y no que los trabajadores asuman
la reorganización de la sociedad sobre bases opuestas a la expropiación del
esfuerzo personal?
(*) Dirigente
nacional del Partido Obrero y ex candidato a Presidente de la Nación por el Frente de
Izquierda y los Trabajadores.
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