Por Jorge Altamira |
El desarrollo de la crisis capitalista mundial ha entrado en una contradicción
definitiva con las estructuras de poder heredadas de etapas precedentes y, como
consecuencia, con la misma Unión Europea. La burguesía no puede seguir
gobernando como lo venía haciendo.
Gran Bretaña
Las elecciones municipales en Gran Bretaña propinaron una
severa paliza al partido conservador, el cual perdió numerosos distritos.
Ocurre en momentos en que la economía ha ingresado en una nueva recesión, a
pesar de todos los ‘estímulos’ que se aplicaron para evitarla y de las enormes
sumas invertidas por el Banco de Inglaterra para rescatar a los bancos. El
primer ministro, Cameron (no confundir con el vaciador que ocupa la secretaría
de Energía del ‘cristinismo’), enfrenta también la posibilidad de un juicio
político como consecuencia de su maridaje con un delincuente público de los
medios de comunicación, Rudolph Murdoch, quien está imputado por espionaje a la
población para su prensa amarilla. Los observadores de la política inglesa
coinciden en señalar que está amenazada la coalición de los conservadores y
liberales, los! que pactaron un matrimonio de conveniencia hace dos años, a
pesar de representar posiciones antagónicas sobre la relación de Gran Bretaña
con la Unión Europea.
Italia
El otro acontecimiento electoral fue el de las elecciones
municipales en parte de Italia, las que destrozaron -literalmente- al partido
de Berlusconi y a su ex socia, la
Lega Nord. Lo mismo vale para el Partido Democrático, de
centroizquierda, el cual solamente obtuvo resultados favorables allí donde
estuvo representado por una candidatura de oposición a la dirección nacional.
Italia se ha quedado sin partidos de gobierno, lo que no es poca cosa pero que
tampoco debe ser sorprender -esto porque esos partidos renunciaron a su propia
condición cuando entregaron el gobierno a un ‘técnico’, Mario Monti, y un coro
de profesores, lo que fue impuesto por la Comisión Europea
(es decir, el gobierno alemán) y el FMI.
El resultado ha beneficiado a un grupo calificado de
“anti-político”, denominado “5 estrellas”, el que está encabezado por un
comediante muy conocido, de modo que el ‘gobierno técnico’ ha generado su
réplica: un vacío político en el gobierno y otro en la oposición. Un anticipo
de esta evolución política lo ofreció, a principios de año, un movimiento
reivindicativo contra la carestía y contra el ajuste fondomonetarista
protagonizado por agricultores y trabajadores de estaciones de servicio, el
cual fue condenado por el ‘establishment’ político de derecha y de izquierda,
dado que le atribuían conexiones con la mafia. Se ha creado, en Italia, un
agujero o vacío político que deberá ser llenado a corto o mediano plazo.
El gobierno actual, por ‘técnico’ que parezca, no podría
gobernar siquiera un segundo sin la base político-parlamentaria formada por
berlusconianos y centroizquierdistas. El revés descomunal sufrido por estos
partidos significa, entonces, un resonante repudio, en menos de seis meses, al
gobierno ‘in carica’ y a su tutora, la Comisión Europea
-es decir, al gobierno Merkel y al FMI. En efecto, este gobierno autobautizado
“salva Italia” se ha despeñado en las encuestas y enfrenta un repudio popular
que crece a mayor velocidad que el deterioro de la economía italiana. La
consigna “Fuera Monti, por un gobierno de trabajadores” resulta perfectamente
adecuada al momento político italiano, que debería desarrollarse sobre la base
de una campaña anticapitalista a partir del movimiento obrero.
Alemania
¿No ocurre nada en Alemania? Claro que sí, pues la señora
Merkel viene perdiendo, sin prisa ni pausa, las elecciones regionales. Peor les
va a sus aliados liberales. Por eso existe entre los observadores cierta
certeza de que Alemania deberá volver a un gobierno de coalición amplia
cristiano-socialista. El ‘gobierno imperial’ de la UE se podría quedar sin
emperadora. Es que el macaneo sobre la llamada fortaleza europea omite que
Alemania conoce una fuerte tendencia a la recesión, la que obedece a la crisis
de las economías europeas y al repliegue de la demanda de China. Alemania es la
acreedora de los Estados en bancarrota y de los bancos quebrados del resto de
la eurozona, lo que se percibe en los balances del Deutsche Bank y del
Commerzbank -este último, con un ‘defol’ financiero. Las finanzas alemanas
están afectadas también por una bonanza artificial, producida po! r la fuga de
capital europeo hacia la deuda pública alemana. Esta ‘burbuja’ explica el
comienzo de una onda especulativa contra los bonos alemanes. El sistema de
bancos centrales de la eurozona adeuda al Bundesbank cerca de 800 mil millones
de dólares, simplemente impagables. Una devaluación persistente del euro, como
resultado de una salida de capitales de la eurozona provocado por las crisis
financieras en curso, implicaría una desvalorización de los créditos alemanes
con el resto de Europa. El epicentro de la crisis europea se encuentra en
Alemania.
Lo que con mayor intensidad expresa el impasse alemán son,
indudablemente, las huelgas de los trabajadores de la metalmecánica. Además de
un aumento de salarios, cuyo monto la patronal se niega a aceptar, el sindicato
reclama la incorporación a los contratos por tiempo indeterminado de dos
millones de obreros precarizados -una incorporación que simplemente derribaría
el sustento de la superplusvalía del capital alemán. La IGM , el sindicato metalúrgico,
levanta esta reivindicación como resultado de la presión social descomunal que
está sufriendo por parte del proletariado precarizado -es decir que se esfuerza
por encaminarlo para que no lo desborde con ‘huelgas salvajes’.
Como se ve, Alemania no se encuentra fuera de la corriente.
Francia
El domingo, terminó en Francia un ‘reinado’ que debió haber
acabado mucho antes. Los observadores han llamado la atención sobre la crisis
que el resultado electoral desata en el llamado pacto fiscal impuesto a los
países de la zona euro por el derrotado Sarkozy con Angela Merkel. Las
elecciones, sin embargo, se limitaron a reflejar un hecho consumado: ese pacto
fiscal es inviable. El desenlace electoral es una expresión de la crisis
política europea en su conjunto. La línea fundamental de salida a la crisis
económica, diseñada por los estados mayores de los bancos, ha caído en desuso.
El viraje en la orientación económica que impone el resultado electoral francés
es imposible sin crisis sucesivas. A finales de mayo, el electorado de Irlanda
está llamado a un referendo sobre ese pacto, el cual después de las elecciones
francesas tiene mayores posibilida! des de ser derrotado, aunque es apoyado por
los dos partidos principales del país. Sin pacto fiscal, la zona euro se queda
sin programa -o sea, sin brújula.
La segunda vuelta no ha borrado las secuelas que dejó la
primera: el dúo conservador-socialista ha caído a menos de la mitad del padrón
electoral. La UMP ,
el partido de Sarkozy, amenaza con desintegrarse en las legislativas de junio
próximo bajo la presión del Frente Nacional. El 35 por ciento de los votos que
el FN obtuvo en la primera vuelta fueron transferidos a Hollande en la segunda;
un 15 por ciento fue al voto en blanco. El próximo gobierno apenas representa
el 25% por ciento del padrón electoral. Carece de espaldas para enfrentar la
nueva etapa de la crisis, la que se va a caracterizar por una corrida contra
los principales bancos franceses.
El 11,5 por ciento que obtuvo el Frente de Izquierda en la
primera vuelta no se traducirá en una mayor capacidad política. Solamente el
partido comunista podrá obtener, gracias a su aparato y conexiones, una
representación en el parlamento que se votará en junio. El PC no es solamente
un freno político -su aspiración es llegar a un acuerdo de gobierno con Hollande.
La desintegración del centro político no se traduce en una polarización. Esto
vale para el conjunto de la
Unión Europea. La política burguesa goza aún de un margen de
maniobra, debido a la ausencia de un polo anticapitalista o revolucionario. La
etapa que se inicia puede ser caracterizada como una transición hacia esa
polarización, cuyo ritmo deberá ser verificado por medio de una acción
militante.
España
El Estado español no tuvo elecciones, pero es donde la
crisis política podría alcanzar una agudeza excepcional como consecuencia de la
aceleración de la bancarrota financiera. Esto ya ha desatado un conflicto
enorme con las comunidades autónomas, lo que replantea la cuestión de la
autodeterminación nacional -en especial para Cataluña y el País Vasco, uno de
los conflictos que llevó a la guerra civil. El derrumbe de Bankia, una entidad
que se formó por la fusión de seis bancos quebrados con asistencia financiera
del Estado, amenaza con poner a España en las filas de solicitantes de un
rescate europeo.
Grecia
Grecia resume toda la crisis política que se ha puesto en
movimiento en Europa. Las elecciones del domingo pasado han creado una
situación excepcional: el ‘establishment’ político ha sido privado de mandato
por medio del voto ciudadano. El referendo que la señora Merkel vetó a finales
del año pasado retornó con yapa (como advertimos, en noviembre pasado, que
habría de ocurrir). El ‘rescate’ de Grecia recibió su certificado de defunción.
En Grecia, una coalición de izquierda, Siryza, se ha
transformado en el árbitro político. Esto es lo fundamental de la nueva
situación política. El núcleo fundamental de Siryza está constituido por
Sinapsysmos, una escisión reformista (‘eurocomunista’) del partido comunista,
originada a comienzos de la década de 1980. En los últimos años, sufrió la
separación de un ala derecha. Siryza ha jugado un papel combativo en las
huelgas universitarias y en las luchas recientes, con una línea de fuerte
ataque contra la izquierda revolucionaria, a la que acusa de ultrista y teme
como rival. Reivindica la ruptura de los pactos de ajuste, despidos masivos,
rebajas salariales y privatización de empresas firmados por Grecia con la Unión Europea ; exige
la moratoria de la deuda externa; plantea la intervención y la eventual
nacionalización de los b! ancos; pero es firme defensora del euro y de la Unión Europea. Un
planteo y el otro son definitivamente incompatibles, incluso si las
reivindicaciones que levanta Siryza no salen del marco capitalista. El único
interrogante es si la
Comisión Europea tiene un plan B para negociar los planteos
de Siryza, u otro para expulsar a Grecia del euro.
El carácter político de Siryza es fundamental, porque Grecia
deberá convocar a nuevas elecciones ante la imposibilidad de formar gobierno
con los resultados del domingo último. Siryza podría convertirse, en este caso,
en una fuerza mayoritaria. Esta posibilidad podría obligar al partido comunista
a cambiar de frente: de la hostilidad hacia Siryza a un frente o gobierno de
coalición con ella -aunque lo más probable es que acentúe su línea sectaria,
con la finalidad de ofrecer una posibilidad de recomposición a los partidos
burgueses tradicionales: Nueva Democracia (y sus escisiones) y Pasok. En la
izquierda revolucionaria, algunos sectores podrían pasar al apoyo político a
Siryza. En síntesis, podría formarse en Grecia un gobierno ‘chavista’ (para
usar una terminología actual) o kerenskista, en el lenguaje clásico. Esto en
medio de un cola! pso social y político excepcional.
Grecia es una expresión concentrada de las tendencias que,
con menor desarrollo, recorren Europa, las que desembocarán en una situación
revolucionaria.
© Prensa Obrera
0 comments :
Publicar un comentario