Por Gabriela Pousa |
La relación con Mauricio Macri resulta, a esta altura, una
comedia grotesca. El Jefe de la
Ciudad insiste con dialogar a quién precisamente, horas atrás
sostuvo públicamente que “el diálogo es la única opción” y que “dialogando se
solucionan los temas”. Claro que estaba haciendo referencia al gobierno
británico. Posiblemente, para ella, el diálogo sólo sea válido con diferentes
lenguas.
Lo cierto es que los asuntos que están inquietando a la jefe
de Estado todavía no rozan en forma directa a la ciudadanía. Ni lo que vaya a
suceder con YPF, ni los vericuetos del autoabastecimiento, ni la prohibición a
comprar dólares o las internas entre De Vido y Kicillof atañen a la mayoría de
la gente. Cristina no duerme por las consecuencias de sus propios actos. La
sociedad no lo hace por asuntos más mundanos que además, la habilidad oficial
hizo que parecieran situaciones independientes de las decisiones de la Presidente.
De ese modo se explica que hoy, sean los mismísimos
ciudadanos quienes crean comisiones en los barrios para intentar frenar una
delincuencia en demasía virulenta. ¿Acaso, no debería ocuparse de esos avatares
el gobierno nacional? Y si no lo hace, ¿por qué no demandar? Las marchas y
movilizaciones ya no parecen servir de nada.
El gobierno no escucha, y el pueblo se cansó o se acostumbró
a ese silencio. Termina resguardando su propio mundo: “el resto son los demás,
y los demás no me incumben”. Más o menos, así es la ecuación. Nunca la sociedad
alcanzó el grado de individualismo que impera hoy.
Los Kirchner no sólo dividieron por sectores:
civiles-militares, cipayos-patriotas, esbirros-militantes, etc.; escindieron
también al hombre de sí mismo: ya nadie sabe realmente quién es. Y aquellas
tradiciones que llevaron a definir radicales, socialistas, liberales ahora
apenas encuentran una distinción: kirchneristas y anti-kirchneristas. No más
opción. Ambos se amalgaman no “a favor de”, sino “en contra de”. La ideología,
en este sentido, parece haber tenido la suerte que le diera Fukiyama en su
controvertido libro.
La evidencia más explícita de lo dicho se halla con más
énfasis en las redes sociales donde socialistas repiten ideas de capitalistas y
viceversa, pues sólo se trata de manifestarse contra la ignominia hecha
gobierno. Lo mismo sucede del otro lado: no hay convicciones que enrolen, sino
un negocio mancomunado para defender la “profundización del modelo”.
Lo triste, en definitiva, es la ausencia de argumentos que
permitan libremente confrontar ideas. Antes, en los comités, las tertulias
podían agudizarse hasta tener que separar a dos enfáticos militantes. Hoy
simplemente se trata de hacer “delete” o darle “unfollow” a quién replica 140
caracteres con un insulto en otros 140.
Pero volviendo a la coyuntura, las ansiedades se calman, no
así el temor que es algo que bien manejan desde Balcarce 50. “Los empresarios
están asustados”, YPF fue un alerta de trascendencia. Ahora bien, cuando varios
de estos dirigentes han sido hasta hace poco lacayos de Cristina, ¿cómo se los
defiende? Muchos dicen: “Qué se embromen, fueron cómplices”. Razón tienen.
Cuando se escucha al líder de la
CGT que critica, replican: “Un año atrás Moyano llenaba la 9
de Julio rogándole a la
Presidente que se quede y se presente”
Permanecen las contradicciones diarias de la dama y su
gabinete: dedo acusador contra quienes “se la llevaron con pala”, cuando el
matrimonio Kirchner multiplicó 8 veces su patrimonio desde su llegada a la Rosada. Afrenta y
represión contra ambientalistas y trabajadores cuando, en rigor, han sido los K
quienes impulsaron a los piquetes años atrás. Un versado hombre para la
petrolera, y un impresentable para la Procuración ; hasta una suelta de mano a los amigos
de antaño.
Tinelli: La tranquilidad de Cristina
Pero luego todo cambia o se recicla. También sucederá con el
gobierno (tomarlo como una suerte de consuelo, al menos). En lo sucesivo
aparecerán los peronistas insatisfechos formando alianzas o pactos entre ellos,
y la UCR
intentará rescatar una figura sin tanta ambigüedad. Si lo conseguirán es un
misterio. Daniel Scioli merece un análisis extra (hoy le otorgamos apenas una
tregua)
En el oficialismo, las internas se negociarán detrás de
escena, igual que los convenios para disimular la crisis energética, las
paritarias; y la manipulación mediática hará lo suyo para que nadie se mantenga
demasiado atento a todos estos vericuetos.
Lo que quiere Cristina es clarísimo: que haya yerba en el
súper, que el conductor consiga combustible sin que ello signifique un Dakar
Nac&Pop o una odisea en el desierto. Para eso está precisamente Guillermo
Moreno. Se acudirá a un autoritarismo travestido, a aprietes ya conocidos, y a
la implementación de trampas que son, la especialidad de la casa.
Así es como, por ejemplo, la nafta súper que antes tenía 95
octanos, pasó a tener 92 convirtiéndose -por la soberanía-, en la clásica nafta
común. De modo que si se desea cargar Súper habrá que apuntar a la Premium. Estas son
las pequeñas delicias de la vida cotidiana en Argentina…
Un gobierno que se jacta de ser nacional y popular no puede
gestar un negocio con americanos y chinos, cuando acaba de sacar a los
españoles para que seamos más argentinos. Lo hará mientras la polémica del día
se centre en alguna otra nadería.
El Morfeo de la Presidente en estas noches debe parecerse mucho
en su fisonomía a Marcelo Tinelli, que regresa con controversias capaces de
generar debates inservibles a toda hora y en todos los canales, pero irresistibles
para la idiosincrasia del burgués y la plebe que no se lo pierde.
La concepción política kirchnerista se mantendrá incólume:
Cristina seguirá apelando al atril que es su trinchera, desde dónde atacará a
diversos actores, según le convenga. Las lealtades no cuentan.
Quienes pueden sentirse un poco incómodos en un teatro que
ofrece más de lo mismo aunque utilice matices distintos, son aquellos que
esperan cambios de fondo o en el corto plazo estallidos económicos repentinos.
La jefe de Estado lo dijo bien claro: “Vamos por todo”. Las telefónicas, las
eléctricas ponen sus barbas en remojo atendiendo el refrán: “Cuando las barbas
de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”
Sin embargo, es probable que Cristina Fernández no adelante
tiempos. Sabe que su imagen sube y baja con el humor del pueblo, y esas “causas
nacionales” que conmueven a las masas, son una herramienta importante cuando,
algún “desliz” inflacionario o económico que afecte directamente el bolsillo,
le modifique nuevamente las encuestas favorables.
Un consejo casero: hacerse ilusiones cuando, de repente, la Presidente dice
“hablemos de droga” no conviene. Sólo la mencionó una vez la semana que pasó,
para dar crédito a la sospecha: el Proyecto X goza de buena salud y existencia.
No le avisaron a la Ministra
que, simultáneamente, daba una “conferencia de prensa” (sin preguntas ni
respuestas), comentando que se llegó al decomiso de estupefacientes luego de
una larga investigación de su gente. Cristina, en ese instante, celebraba a un
gendarme que “solito en medio de la lluvia y el frío, paró al camión porque
seguro que algo no le gustó”. Casualidad
más que investigación…
PD: Y consideren, por favor, que cualquier error de
diagnóstico o interpretación no es más que un simple error de tipeo.
TW: @gabrielapousa
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