Por Gabriela Pousa |
Y es que la Presidente “vendió” en
África, una Argentina desconocida incluso para los propios habitantes de esta
geografía. Cuando es sabido que Angola es uno de los países más corruptos, cuyo
presidente se mantiene desde hace 32 años en el cargo, y en las calles se
observa la desnutrición y la miseria, para nuestra mandataria, ambos países "deben estar más unidos que nunca para
enfrentar este mundo nuevo".
Más grave todavía resultó escucharla decir, hasta con un
toque algarabía, que "tenemos tantas identificaciones con
Angola” por lo cual es necesario estrechar vínculos y fomentar el
comercio y la economía. Estudiando la historia, la cultura, la idiosincrasia de
ambos territorios, no hallé el parangón que nos identifica. Quizás, Cristina Fernández encontró allí,
una fotografía similar a la que podría llegar a haber en estos pagos cuando la
“profundización del modelo” deje en plena evidencia sus consecuencias.
Tampoco se trata de contradecir a la Presidente , y
posiblemente, se estaba refiriendo a la corrupción inmersa dentro del gobierno
angoleño. Ahí sí, es fácil hallar coincidencias entre los dos suelos. ¿Habrá
sido entonces, un sincericidio de Cristina?
El remate final que
hiciera de los productos nacionales, se pareció a un comercial de Sprayette
“Llame Ya”, y hasta despertó reminiscencias de la infancia cuando, por la
playa, pasaba el heladero gritando a los cuatro vientos: “Hay palito, cucurucho, bombón, heladoooo”.Y todo para la cartera
de la dama y el bolsillo del caballero. Se fracasa en todo intento de graficar
ese grotesco, razón por la cual creo que es una buena síntesis para saber que
pasa y qué pasará en estas latitudes, observar este video http://tn.com.ar/politica/00096507/cristina-cerro-su-gira-por-angola-entre-risas-apuntes-y-candombe,
todo un acto de stand up como impone la moda del momento.
Triste resulta que
todo el circo derive finalmente, en una realidad moralmente deleznable, pues
mientras la Presidente
hablaba de las virtudes argentinas, del “país de buena gente”, representantes
de La Salada
vendían alpargatas de 8 pesos a 10 dólares. Y aún más grave fue la actitud
de un puntero político que, sin escrúpulos, fotografiaba a chiquitos descalzos,
ofreciendo medias bordadas con la única consigna fija que tiene hoy el
oficialismo. La obsesión les ciega toda
razón.
Simultáneamente a este espectáculo dantesco, en las calles
de la ciudad se veía a la gente desesperada por regresar a sus casas. Ni trenes ni subtes cumplían el servicio, y
las filas para tomar colectivo eran similares a las que vimos cuando la tarjeta
SUBE era una suerte de pasaporte al paraíso… Si comparamos, Poncio Pilatos
era un nene de pecho.
Deberíamos preguntarnos si acaso, Cristina Kirchner, tiene
derecho a hacer lo que quiera como lo viene haciendo. La respuesta es diferente
para la jefe de Estado y para la gente. La dama está convencida que el 54% de
los votos fue un cheque en blanco otorgado para que obre cuál Aladino con la
lámpara frotando… El pueblo no lo considera de ese modo pero no tiene voz. Sólo
tiene, cada x cantidad de años, voto que una vez depositado en la urna, tampoco
le será propio.
A propósito del voto, detrás
del anuncio de Florencio Randazzo afirmando que “se podrá votar con cualquier documento”, se deja ver un manto
turbio. Pero es cierto, ¿qué puede hacer
el argentino medio que pierde horas esperando un micro? Ese ciudadano está
pensando en cómo llegar a fin de mes sin que la inflación se lo coma a él, está
analizando cómo viene la mano con el trabajo porque hay despidos, y van
aumentando los desempleados… Y está queriendo llegar a destino sin que una bala
le perfore la sien, el corazón o el hígado.
Al unísono, su Presidente está pensando como asegurarse el
2015 y sacar en las legislativas, un 45%...
Ese ciudadano no
puede levantar el teléfono y llamar a la Ministro de Seguridad porque tiene un problema de
personal. Ni ésta va a ofrecerle custodia las 24 horas. La categórica
diferencia entre ciudadanos de primera y de segunda vuelve con inusitada
vigencia. Imposible pensar en la Argentina una dirigencia que emule a aquel
empresario italiano que intentó vivir con el sueldo que pagaba a sus empleados,
y a la semana advirtió que no había posibilidad de hacerlo.
http://www.lavozdegalicia.es/dinero/2007/10/21/00031192966254180803546.htm
Pero debería quizás, adentrarme en las internas de la
provincia de Buenos Aires y comentar que Daniel
Scioli es tan deleznado como necesario para el kirchnerismo. O que Amado Boudou como fue “el elegido”, seguirá
paseando por el mundo y cantando bajito aunque las evidencias y pruebas en
su contra, se apilen en los despachos de los jueces comprados. Creer que el vicepresidente irá preso (al
menos mientras dure el mandato) es no haber visto nada durante estos últimos 9
años.
La esencia y la
naturaleza del “estilo K” no va a variar. Cada vez que se creyó en un punto
de inflexión, por algún acontecimiento repentino que sacudiera el piso, éste
duró lo que dura la arena entre los dedos. No se puede pretender ya, tener con
estos políticos, un gobierno en serio. Si
podría lograrse que, al menos, tuvieran la virtud del disimulo: y que Boudou no
apareciera en todos los actos riéndose socarrón como enfrentándonos, que
Cristina Kirchner hablara menos para que el descrédito no siga subiendo, que el
índice del INDEC no lo griten a los cuatro vientos porque es un cachetazo a ese
ciudadano, sí, el que estaba en la fila esperando el micro…
Está claro que la corrupción, la viven y disfrutan con
libertad absoluta. Pero no les basta, necesitan
hacer ostentación de la corrupción pues es también su manera de deleitarse, de
vengarse. Y a esta altura, ya se sabe que a la perversión es muy difícil
ganarle…
Iniciando la semana
de Mayo, estamos prácticamente igual que en época del Virreinato. El pueblo
sigue esperando saber de qué se trata, o al menos saber en cuánto tiempo más la
identificación con Angola será real.
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